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La presente entrevista fue realizada a finales de 1991 para la revista JUEVES de Excelsior con la finalidad de destacar el conjunto de procesos de transformación de las formas de producción de saber en el marco de las nuevas prácticas universitarias.

Se consideran los resultados de los acuerdos del Congreso Universitario que se llevó a cabo después del movimiento del Consejo Estudiantil Universitario desde la huelga del 86. Las tesis enunciadas aparecen como provisorias y adelantan algunas tendencias que seguirán los sistemas universitarios, su configuración académica en redes, sus entreveros globalizadores y la formación de equipos de investigación internacionales.

En el marco de la reelección del rector José Sarukhán no se abren, en sí, nuevas perspectivas en la UNAM. Su primera gestión fue de contradicciones porque hubo algunos intentos, llamados de academización, que tampoco fueron definidos de manera muy clara y si bien se trabajó en relación con algunos acuerdos del Congreso General Universitario, sin embargo, no hubo un compromiso de fondo con estos acuerdos y simplemente se han puesto de relieve.

Así que, en esta segunda gestión, se debió de hacer lo que no se hizo en la primera. Es decir, concluir con el Nuevo Estatuto General de la UNAM y el Nuevo Estatuto del Personal Académico. Quedan hasta la fecha como dos grandes taboos intocables. Se avanzó, eso sí, en la creación de los Consejos Académicos de Área para desconcentrar las evaluaciones y la aprobación de los planes y programas de estudio, que se encontraban “entrampados en las comisiones del Consejo Universitario”.

Con estas palabras inició la entrevista con este semanario Luis Gómez, profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, consejero universitario por dicha Facultad y recientemente nombrado Premio UNAM en Docencia en Ciencias Sociales, que se otorga anualmente a los jóvenes académicos.

“Con estos dos elementos estatuarios de la universidad – continuó- podrá, efectivamente, redefinirse una serie de situaciones que hoy vive la UNAM, particularmente relacionadas con la concentración administrativa, con la centralización académica y se podría, eventualmente, generar un proceso que lleve a reconocer que la UNAM ya no es una universidad de tipo clásico; ya no es una universidad de tipo bonapartista, sino que es un sistema universitario que debe reconocer su diversidad sistémica y la necesidad de una desconcentración que permita otorgar más autoridad a las Facultades y distintas escuelas que integran este gran complejo que es la UNAM”.

Para 1992, después del Movimiento de los Académicos por mejoras salariales entró en vigencia el PRIDE, Programa de Estímulos que ha tenido en el largo plazo efectos en relación a la organización gremial académica desarticulándola pero al mismo tiempo otorgando mejoras sensibles en el ámbito de los ingresos de los académicos. Un efecto no buscado fue el regreso de la importancia de la investigación en las facultades, a contra corriente del objetivo original de la administración del rector Sarukhán que privilegiaba la exclusividad de la investigación en los institutos, llegándose a considerar incluir el EPA la figura del Profesor – Investigador, a la fecha ausente.

Cambios en la Producción del Saber

E.D.C.- ¿Cuáles son, a su juicio, los parámetros o ejes sobre los que debe orientarse la UNAM, en función de la situación del país, la economía y toda esta serie de presiones que existen en las casas de estudios con el modelo de desarrollo actual?

L.G. -Yo creo que aparte de la globalización y de la formación de bloques económicos y de libre comercio; aparte de estos fenómenos económicos que están cambiando de manera radical en el mundo, hay también cambios sustanciales en las formas de producción del saber. Todo este proceso, que parte de la tercera revolución industrial o posindustrial y que se centra en la creciente influencia de la informática y de la computación, está alterando las formas tradicionales de producción del saber. Estos fenómenos – la globalización e incremento de la influencia de la informática y de la computación – influyen fuertemente para producir una serie de cambios dentro de las universidades, no necesariamente en el sentido de generar cuadros más competitivos, cosa que hay que hacer, sino fundamentalmente en cuanto a los contenidos y temas en que debe trabajar la universidad.

Se ha abierto una serie de nuevos temas, de lo que hoy se denomina temas de frontera científica, en los cuales las universidades deben invertir fuertemente.
Enseguida, Luis Gómez se refirió a los temas de frontera científica que debe impulsar decididamente a la UNAM: la Biogenética, que influirá decididamente en las formas de producir, la Informática y Computación, “herramientas poderosas de cálculo para la investigación básica”, Nuevos Materiales que, entre otras funciones, ahorrarán energía; las Fibras Ópticas, para la transmisión de imágenes y mensajes, y la Astrofísica, que impacta el desarrollo de la física y matemáticas.

Además, sostuvo, “yo no creo que las universidades deban dedicarse estrictamente a la innovación tecnológica; a mí me parece que el ámbito de dedicación de las universidades tiene que ser mucho más amplio, pero las universidades deben tener programas específicos sobre la innovación tecnológica, por lo menos para comprender cuáles son esos procesos, de tal manera que se ponga el acento no tanto en la innovación tecnológica, sino en la investigación científica de base. Es ahí donde las universidades deben desarrollarse a fondo. La innovación tecnológica es una derivación, digamos, el último momento de la aplicación práctica de la investigación básica.”

El catedrático universitario expuso, por otro lado, que “la universidad no debe abandonar todo aquello relacionado con las identidades culturales. Por eso la universidad es uni-versidad, es decir, unidad de la diversidad, la cual se debe ocupar no solamente de lo que aparece como productivo, o eficaz, sino de todo el campo de lo social y de las humanidades, que abarcan a la literatura, las artes, la poesía, antropología, folklor, los saberes populares, la música… no habrá quien se quiera ocupar de estos campos si la universidad los abandona de manera progresiva y así se contribuiría a la destrucción de la cultura”

Al profundizar sobre lo anterior, Luis Gómez resaltó que “la universidad es depositaria, por decirlo de alguna manera, de estas preocupaciones de carácter cultural que le dan identidad a los pueblos. Por eso yo creo que un país, sin estos referentes culturales, que no dependen de la universidad, por supuesto, pero que la universidad debe desarrollar e impulsar, carecería de cierta soberanía cultural en lo cual hay un proceso de identificación y de creación, una cultura que le da un status y lo identifica en el mundo. Ahí también hay una serie de tareas que la universidad debe preservar con el mayor esfuerzo posible”.

Privilegio a las Ciencias Duras
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E.D.C. -A su juicio, ¿qué impacto tiene la política presupuestal de la UNAM en la orientación que se da a la misma?

L.G. -Quizá habría que plantear eso más ampliamente. Por un lado, el impacto que tiene el desentendimiento relativo del Estado con respecto a las universidades. Habría que pensar en cómo las prioridades que fija el Estado dejan a la universidad en un segundo plano. Pero cómo, al mismo tiempo, una vez que se han conformado los presupuestos universitarios, hay una redistribución dentro de los distintos ámbitos de la universidad que también privilegian unas áreas y no otras. Y esto se hace en relación a cómo están conformados los equipos que dirigen las universidades.

Particularmente en la UNAM, hoy tenemos un equipo de científicos de las áreas de las llamadas ciencias duras, y en ese sentido hay privilegiado esas áreas por sobre las áreas sociales y humanísticas.
“Qué es lo que pasa, por ejemplo, con la Sociología. Bueno ahí hay varios mitos que es importante destacar. Uno de ellos es que los estudiantes no van a tener trabajo una vez que han sido egresados como sociólogos. Si bien en ninguna parte piden sociólogos como tal, lo que ha estado pasando es que la mayor parte de los egresados en los diferentes puestos en que se ubican le dan un perfil sociológico a su posición, así sea en áreas de prensa, gobierno, de servicios o en la iniciativa privada.

“Hay una crisis de lo que yo he llamado el sociólogo de Estado: el que ha empleado el Estado y se dedica a desarrollar e impulsar los programas sociales.

Si el Estado se está retirando paulatinamente de estas funciones, es evidente que hay menos empleo por parte del Estado a estos sociólogos. Hoy, ocasionalmente, muchos de ellos están empleados en Solidaridad que es, digamos, otra de las formas sociales, aunque tenga otros fines. Ahí, los sociólogos empleados están produciendo una cierta manera de hacer las cosas.

“Pero lo que me parece más relevante es que empieza a aparecer una nueva figura que es la del sociólogo liberal. Es decir, vemos que como el Estado no está contratando sociólogos de tiempo completo, hay una serie de tareas que tiene que realizar y las está encargando a sociólogos por fuera del Estado. Y esto ha generado un sociólogo free lance que se dedica a hacer estudios sociológicos, bajo la forma de contratos. En ese sentido, están apareciendo empresas de sociólogos, de estudios sociales que se encargan de prospectivas electorales, sondeos de opinión, encuestas mercadológicas, pero desde el punto de vista de la sociología.
Y este sociólogo profesional liberal va a crecer enormemente porque hay una serie de procesos sociales complejos que no pueden ser interpretados por cualquiera.

“Creo que, por el contrario, cuando se habla de una crisis de las ciencias sociales, no se habla estrictamente de una crisis de la profesión como tal. Si nosotros hablamos del concepto de modernidad, ésta se entiende como el crecimiento de la complejidad de una sociedad. En ese sentido, si una sociedad es más compleja, requiere, por lo mismo, de quien analice y presente esa complejidad, Quien dé alguna cierta intervención en el campo de lo social. Por eso, no creo haya una crisis de la profesión.

“Lo que sí creo es que hay una crisis de los paradigmas que se han enseñado en la sociología, pero a la vez es una crisis que se está superando porque están apareciendo nuevas interpretaciones. Es una crisis que podríamos denominar productiva. Pero hay otra crisis que es más difícil de superar, que es la de las ciencias sociales. Y ésta tiene que ver con las formas presupuestales, con los salarios que hay dentro de estas instituciones y con los recursos de los cuales se puede disponer para apoyar la investigación y la docencia. Ahí sí hay una crisis fuerte que puede afectar al conjunto de la profesión y que debe ser superada.

luis e gomez sociologo mexico unam

Dr. Luis E. Gómez
Sociólogo mexicano especialista en temas de teoría social contemporánea.

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