El Socialismo en Francia

guattari

¿Filósofo? ¿Sociólogo? ¿Psicoanalista? ¿Ecologista? ¿Buscador de alternativas o defensor de las causas imposibles?

Félix Guattari es un tránsfuga de la farmacéutica, un filósofo en formación que abandona la Sorbona, donde el ambiente académico le es ajeno, salvo los cursos de Merleau – Ponts y de Bachelard a quienes respeta. Sartreano como se debe para un intelectual de su generación, finalmente encuentra su “vía” al conocer la obra y la persona de Jacques Lacan.

Guattari se autodefine como un antiesquizoanalista. Fundador del análisis institucional, Guattari es uno de los primeros participantes no – médicos en los seminarios de Lacan. Ingresa con Jean Oury al célebre Hospital La Borde, donde inicia una práctica analítica alternativa que más tarde desembocará en una crítica radical del propio Lacan y del padre fundador Freud. Considera que tanto Freud como Lacan desarrollaron teorías analíticas esencialmente reaccionarias sobre todo en aquello que concierne a los momentos de conjugación de las problemáticas surgidas del deseo, con el campo de la práctica social. Por ello Guattari se ha convertido en animador de experiencias democráticas en medios críticos (hospitales, presidios, asilos, hospicios, escuelas, etc.) como momentos de profunda revelación crítica.

Junto con Giles Deleuze ha realizado una crítica del psicoanálisis como instrumento de poder, y de la psiquiatría como fuente autoritaria de “normalización”. La colaboración Deleuze – Guattari ha dado como resultado su conocido “Anti – Edipo”, al igual que sus trabajos sobre Kafka, entre otros.

Guattari actualmente anima el Centro de Iniciativas por Nuevos Espacios de Libertad (CINEL) que no es sino la punta del iceberg de una actividad militante de nuevo tipo (antijerárquico y anti – vanguardista) que tiene por preocupación la búsqueda de alternativas posibles, la creación y preservación de espacios democráticos para la autodeterminación social, su reflexión teórica y sus expresiones concretas. Entre las actividades recientes del CINEL, se encuentran iniciativa de defensa de los derechos y del trabajo de los inmigrantes recientes, así como los derechos ciudadanos de los hijos de trabajadores inmigrantes, conocidos como los de “la segunda generación” y que popularmente se les conoce como los “beurres” (mantequillas).

EL CINEL se ha venido ocupando de asuntos candentes, como el problema del asilo político, de la duración del servicio militar y su rechazo por motivos de conciencia, de los procesos y juicios relacionados con el asunto del “7 de abril” en Italia, y con los múltiples problemas relacionados con el deterioro ecológico. EL CINEL también fue uno de los principales impulsores de los llamados radios Libres.
Félix Guattari, el teórico del análisis institucional, de la revolución molecular, y de la noción de la transversalidad, hoy se empeña en la búsqueda de una alternativa electoral para 1986 (elección de una nueva Asamblea Nacional) desde la perspectiva de una izquierda alternativa y ecologista, que funcione contrapeso a la subida de la extrema derecha francesa. En estrecha relación con los Verdes Alemanes, en Francia una opción alternativa verde/ roja está por formarse no sin grandes dificultades.

Actualmente Guattari, un filósofo en deserción, trabaja con un filósofo en licencia: Antonio Negri.
Conjuntamente acaban de publicar Les Nouveaux Espaces de Liberté, una vasta reflexión sobre las posibles nuevas alianzas en medio de la crisis contemporánea.

Luis Gómez: Félix, creo que la situación política actual en Francia es muy compleja y difícil de entender. Tengo la impresión de que existe una especie de asfixia y de crisis de los partidos tradicionales. De hecho, encuentro dividida y hasta atomizada a la misma extrema izquierda. El 10 de mayo de 1981 desarticuló mucho a la extrema izquierda y al mismo tiempo dio cierta ventaja a la extrema derecha. No obstante, ninguno de los partidos tradicionales, ni siquiera la dreceha, han podido sugerir alternativas políticas viables. ¿Cómo podrías describir la situación actual?

Guattari-Deleuze-Sugieren-tranquilizarse-desconocido_CLAIMA20130817_0021_14

FELIX GUATTARI: La extrema derecha ha adquirido, sin duda, una posición peligrosa a nivel político. Esto se debe a la existencia de un líder poco carismático, que cae casi en lo ridículo (y no por ello es menos peligroso), que contribuye, efectivamente, al desmoronamiento de las fuerzas de la izquierda. Creo que lo anterior sucede a raíz de una participación de la sociedad. Por primera vez en cincuenta años aparece una corriente conservadora dentro de las capas populares. Anteriormente la derecha y la extrema derecha tenían un carácter esencialmente político, sin una base social verdadera, salvo quizás transitoriamente, a través de fenómenos o casi epifenómenos como el del pujadismo.

Actualmente, la situación ha cambiado. Una corriente social conservadora sostiene a la derecha y la extrema derecha o, más bien, empuja a la derecha hacia el extremismo. Por ello, un dirigente político como Chirac está viviendo un período de desequilibrio absoluto. Un sector de sus seguidores se está trasladando a la extrema derecha y sus temas políticos son infiltrados por el líder político de la extrema derecha.

Necesitaríamos saber por qué se presentó esta evolución conservadora dentro de la población y a qué parte de la población corresponde.

Yo pienso que este problema debe situarse en el contexto de la crisis económica. Pido disculpas si aparento hacer un juicio tradicionalista de los niveles económicos, social y político, pero creo que en realidad no se puede evitar.

La sociedad francesa está muy amenazada. Cualesquiera que sean las ilusiones de modernización, de reconversión, etc. abundantemente previstas por lo social –demócratas, la realidad es otra. Francia se está volviendo una fuerza de tercer orden, querámoslo o no, a pesar de la supervivencia de polos altamente desarrollados. Existe un conjunto capitalista dentro del exágono francés que ya no permite, diría yo, el nivel de vida imperialista heredado del gran período colonial. Porque si queremos juzgar la situación a largo plazo, debemos entender las cosas a partir de lo ridículo, de lo absolutamente fantástico he increíble que resulta el regreso a las cuestiones coloniales a través de la Nueva Caledonia, lo que se traduce en nostalgia totalmente delirante e hipócrita.

Esto no significa que Francia desaparecerá del mapa económico. Al contrario, pienso que puede jugar un papel muy importante en algunos niveles de la integración europea. Y del capitalismo mundial integrado. Sin embargo, se ha vuelto un país parcial y minoritario. Sólo un pequeño subconjunto de la economía francesa podrá beneficiares. El resto de la población insiste en vivir en un nivel de vida que ya no corresponde a la realidad. Esto se puede apreciar en todos los niveles: a nivel del estúpido orgullo de los franceses, del deseo de conservar sus automóviles, y aún su prestigio. Francia debería adoptar el papel de una fuerza de 15 ° rango, a pesar de que en política exterior ocupa un 3° rango, y que está acostumbrada a ocupar el primer rango de poder financiero y de intervención en los sectores básicos. Creo que esto es lo que está llevando al país a la deriva política y, en mi opinión, la culpa es tanto de la derecha como de la izquierda.

L.G.: Refiriéndonos a la división de la izquierda y a la separación del Partido Comunista de la mayoría parlamentaria ¿qué significa esta crisis de partido para el conjunto de la política francesa?

F.G.: No tiene mucho significado. Sucedió algo completamente coyuntural y accidental durante la llegada de los socialistas al poder. En realidad, los socialistas no llegaron al poder por una ola de popularidad de izquierda, sino a raíz de una desorganización del centro y de la derecha. Es decir de una desorganización del centro y de la derecha. Es decir, no llegaron al poder por sí mismos, sino por una serie de contradicciones, que de hecho todavía existen. Sobre cómo enfrentar la crisis. Ellos piensan que lo superamos. Yo pienso que no. Creo que ya entramos a un proceso indefinido. Las corrientes de Chirac quieren una política Reganiana que es muy difícil de llevar a cabo debido a una serie de contextos sociales. Por otro lado, las corrientes centristas quisieran conservar cierto equilibrio social. Estos equivalen al socialista radical de antes de la guerra.

Finalmente, habría que considerar un nuevo planteamiento. Me refiero a una nueva alianza entre el Partido Comunista y el Partido Socialista. El Partido Comunista utilizó a este último por razones electorales y porque era oportuno en su momento, para llegar al poder. Sin embargo, no lo logró. No corresponde, por ejemplo, con lo que sucedió en 1936, cuando se formó una alianza de fuerzas populares. De hecho, ningún poder de derecha o izquierda ha podido influir por mucho tiempo en las fuerzas populares.
Hacia la identidad europea.

L.G.: ¿Crees que emerjan nuevas fuerzas políticas de izquierda en Francia?

F.G.: Esto, es, sin duda, una cuestión primordial, pero no creo que podamos abordar este tema sin tomar en cuenta su lado radical. Es decir, sería absolutamente imposible construir una fuerza de izquierda dentro de los axiomas de la política actual. Esto es lo que no han comprendido los que quieren establecer una tercera corriente de izquierda, alrededor de Michel Rocard y Berger dirigente éste último de la central sindical Fuerza Obrera (FO). Debemos reconocer que las instituciones políticas de izquierda, y también una parte de la derecha, han seguido un camino radical e irreversible. Ya no habrá marcha atrás. A partir de un período sombrío, conservador, reaccionario, racista, y con un tipo de neofacismo que está preparando actualmente en Francia, la pregunta es: ¿cómo reconstruir una fuerza política de trasformación social para reequilibrar esta política a la deriva? En mi opinión, deben prevalecer varias condiciones para llevar a cabo una reconstitución de las fuerzas políticas de la izquierda. En primer lugar, para que eso tenga sentido, es preciso que esté basado en una nueva práctica social. Quiero decir que se debe terminar con esa representatividad política formal que se conoce en nuestro sistema: el P.C., el P.S., etc., y también con las prácticas sindicales. Se trata de elaborar un esquema social más cercano a las preocupaciones reales del pueblo, a nivel cotidiano y sectorial. No se debe intentar la unificación bajo un programa común, con puntos demasiados generales que no corresponde a su nivel. Diría yo que ni siquiera debe tratarse de obtener su consenso sobre un programa completo, sino de que ellos mismos puedan articular sus propios y muy diversos intereses. Creo que es imposible lograr, hoy en día, un frente común entre trabajadores inmigrados, corsos, bretones, vascos, mujeres, homosexuales, etc. Sin embargo, pienso que deberá buscarse una nueva alianza a través de otro esquema. Dicho de otro modo, creo que según el contexto más adecuado para Francia, habrá que aplicar las experiencias de los alemanes cuando reconstituyeron su política de izquierda, con su movimiento Verde. Obviamente la fórmula sufriría algunos cambios puesto que Francia ha vivido una tradición centralista y sus problemas son distintos de los de Alemania. Es decir, no crear un nuevo movimiento de izquierda, sino un nuevo ejercicio de la política, de la militancia y de la práctica social.

Estos cambios no podrán realizarse fácilmente puesto que se deberán aplicar durante la crisis. Sin embargo, creo que debe intentarse, desde ya, una intervención en los diferentes componentes de los Verdes franceses, en los movimientos alternativos y en la extrema izquierda, que ha comprendido (si ese le es posible), que no puede continuar con su política opuscular.
Pienso que esta reconstitución será a largo plazo. Nos encontramos en una situación similar a la de 1942, cuando la vida política francesa se centraba en el petinismo, – en 1941 ó 1942- ya había la necesidad de reconstruir la sociedad.
Con este reciente fracaso de la izquierda desapareció cierta faceta de la sociedad, y no habría alternativa política y social si ésta no se impone sobre una base radicalmente nueva.

Por último, debemos tomar en cuenta que nada tendrá consistencia si lo anterior no se adapta al nivel europeo. Hay todo una serie de problemas que no podrán resolverse di no se sitúan dentro del contexto europeo, en particular, el problema de los trabajadores inmigrados, el problema número uno, y el de los movimientos nacionalistas: los vascos, los bretones, etc. La solución no radica en un regreso al arcaísmo, sino en la formación de un nuevo tipo de identidad europea.

L.G.: – ¿Qué podemos entender a este respecto? Es decir, tú hablas de la necesidad de crear y conservar espacios de libertad. Recientemente leí en un periódico español un artículo donde hablas de un concepto llamado “transversalidad”. ¿Qué significa?

F.G.: No sabía que había hablado sobre ese tema en un periódico español?

L.G.: Lo encontré en el París

F.G.: No recuerdo…

L.G.: Tal vez sea un artículo que escribiste para tu viaje a Canadá.

F.G: Ah, claro. Es posible. No sabía que aparecería en El País. Yo no recibo ese periódico. Bueno, es un concepto paradójico. Pienso que las nuevas prácticas sociales que serán desarrolladas y que debemos articular, no responden a la lógica habitual de la representación. No se trata de que haya un acuerdo sobre los diferentes componentes del movimiento social. Al contrario, se trata de encontrar su singularidad. Es decir, no necesitan desarrollar desacuerdos puestos que no se deben conducir dentro de un marco de acuerdos y desacuerdos, sino crear su propio camino y sensibilidad, definir sus dimensiones y espacios de libertad.

Entonces, ¿cómo concebir que los procesos de singularización puedan desarrollarse dentro de conceptos y prácticas organizacionales? A través de los modos de lucha, los esquemas de vida, política y ética, y al mismo tiempo construir frentes de lucha. ¿Debemos conformarnos con esquemas de cartel? ¿o con frentes unidos externos? ¿O podremos construir máquinas de lucha que rompan estas diferentes estructuras de los movimientos sociales que deberán ser autónomas? ¿Cómo concebir la co- habitación entre la autonomía y la auto- organización de un movimiento social?

La “transversalidad” o el deseo de conquistar la libertad

Creo que deberán separarse las líneas pluralistas de las multiplicidades celosas de la singularidad, y al mismo tiempo elaborarse instrumentos de lucha que permiten afrontar a los adversarios de clase, a los poderes de nuestro futuro estado. Y es que los rasgos comunes que atraviesan esos movimientos carecen de lógica. Son rasgos de sensibilidad y existenciales. El ejemplo más paradójico es el de la reivindicación feminista: la verdadera antinomia del comportamiento de muchos trabajadores inmigrados y militantes políticos. Desde el punto de vista estrictamente homólogo, hay contradicciones. Te voy a dar otro ejemplo: La reivindicación de los trabajadores sindicalizados. Sus aspiraciones son opuestas a las de los obreros, los jóvenes sin garantías, y las personas que se niegan a adoptar las formas de producción existente. Y bien, a pesar de esas contradicciones lógicas, se puede extraer ciertos rasgos. Esta extracción es la que llamo “transversalidad” – lo que atraviesa esos movimientos. Es algo completamente ajeno a la lógica discursiva programática. Es una sensibilidad, un deseo de existir, de vivir, que se impone a la lógica capitalista y de equivalencia. La “transversalidad”, lo que atraviesa los diferentes movimientos, es precisamente ese deseo de conquistar esos espacios de libertad, de conservar la singularidad.

Es a través de ello que la gente en posiciones radicalmente diferentes se reconocerá entre sí. Ya no tendrán que agitar la misma bandera, ni avalar el mismo programa para llegar a un acurdo por medio de un buró político, un secretario general o un comité central, etc. Se trata de organizar una diversidad, una multiplicidad basada en un esquema totalmente diferente. ¿Te parecen irracionales mis comentarios? Yo creo que no. Porque justamente en el campo científico, donde sobresalen la racionalidad y la lógica, existe una gran irracionalidad. No existe un secretario general de la ciencia y la verdad que se dedique a organizar los diferentes ramos de la investigación. Al contrario, hay una gran diversidad y antagonismo, divergencias radicales entre los ramos de la ciencia. Y, sin embargo, no podemos afirmar que no existía una “transversalidad” entre los distintos dominios y sectores de la investigación científica. Se ha podido comprobar que un modelo de “transversalidad” provoca acercamientos increíbles, particularmente en el caso de la astrofísica. No pretendo limitarme al ejemplo de una política científica.

Veamos el campo del arte. En este terreno (con excepción de la Unión Soviética), no existe un buró político o un secretario general del arte. Al contrario, hay ramos rizomáticos, completamente heterogéneos que, sin embargo, crean mutaciones estéticas que atraviesan esas diferencias. Y bien, ahí lo tienes. Esta “transversalidad” que busco en la construcción de un partido social, es precisamente la que existe, en mi opinión, en la realidad de la ciencia y el arte. No tiene ninguna relación con los conceptos de cientificidad que pudiera haberse utilizado, por ejemplo, en advisaria que es un concepto completamente mistificado.

L.G.: Según tus ejemplos, tanto el arte como la ciencia son atravesados por una especie de irracionalidad y, no obstante, el medio institucional pretende dirigirlos y someterlos…

F.G.: Sí. Estos nos remite a un estudio que hizo Morgue de Coon, y a toda esa corriente crítica que muestra en el fondo que el pensamiento científico se desarrolló según paradigmas muy contagiosos que provienen, en la mayoría de los casos, de grupos de opinión y grupos sociales. Su modelo de “transversalidad” no depende de la forma arcaica que existe en otros lugares, puesto que, evidentemente, tienen un ministro de la ciencia y de la educación nacional. Pero la realidad de las mutaciones científicas, del progreso científico, no pasa por esas estructuras jerárquicas, sino que se desarrolla según las líneas rizomáticas transversales frente a esas mismas estructuras. Lo que me parece interesante es meditar sobre lo que significa estos rasgos existenciales y de desterritorialización que atraviesan los diferentes dominios. No significa, ni una lógica, ni un axioma. Son más pragmáticos. Hoy en día la forma de abordar los problemas en la astrofísica implica un pragmatismo audaz, un golpe, una ruptura frente a la lógica que conocemos. Una lógica completamente radical, tan radical como la que encontramos en la música contemporánea o en ciertas corrientes de la pintura. Esto es la “transversalidad”. Yo estoy muy sorprendido con los resultados. La audacia de pensamiento y la imaginación del astrofísico son extraordinarias. Mucho más que las de los novelistas o de los pensadores sociales.

Yo creo que éste es el espíritu de la época. La transversalidad la vemos claramente en el período renacentista, donde se expresan afinidades entre campos muy heterogéneos, con prácticas completamente diferentes en el orden estético, científico tecnológico, social y en el campo de los grandes descubrimientos. Existen rasgos pragmáticos que construyeron al mundo, la percepción y la existencia de otra forma de vida según máquinas abstractas que están en ruptura con el pasado.

L.G.:_ Es decir, que podemos entender la “transversalidad” como una suma de las impresiones de la vida frente a las funciones vitales de las instituciones.

F.G.: _Sí, pero con la condición de que el término “vida” no sea interpretado de forma vitalista. Porque esa vida, para mí, es la cristalización de lo posible. Lo que llamo máquina abstracta es una vida a nivel más artificial. No es un concepto territorializado de la vida.

L.G.:_ Volviendo a la situación de la política francesa, me gustaría que hablaras de lo que la izquierda francesa alternativa puede aprender de la experiencia del movimiento Verde alemán.

F.G.:_ Lo primero que encontramos y que me ha impresionado mucho, es que por primera vez todas las minorías contestatarias, supuestamente poco consideradas y marginadas, en muchos casos ocupan posiciones muy arbitrales, a nivel de políticas locales, contra la social – democracia alemana y la democracia cristiana. Esto significa que en lugar de estar condenado al poder perpetuo, esos movimientos pueden tener éxito dentro de una situación real. Hay masoquistas entre el grupo de la extrema izquierda francesa. También hay personas que desean aferrarse a la realidad. Creo que esto es lo más importante. Significa que serán capaces de lograr una identidad política y desarrollar temas no negociables, o que lo serán pero de una forma más práctica, pudiéndose desprender fácilmente del sistema político actual. Este es el lema alemán: “ni izquierda ni derecha”. No sé si esto se pueda aplicar en el contexto francés porque fue muy explotado en la época de los “nuevos filósofos” y cuando nació el movimiento reaccionario. Pero en todo caso significa que, ya sea la izquierda o la derecha, de adoptarse ese movimiento Verde, se presentará con mucha arbitralidad y pocas concesiones. Se negociarán, con mucha precisión, objetivos muy bien definidos, y esto será su mayor atributo.

Entonces, queda pendiente la cuestión de la política proporcional que utilizarán los socialistas. Esto quizá sea una oportunidad para que ese movimiento alternativo encuentre una expresión política a todos los niveles, incluso a nivel parlamentario.

Es también una composición existencial. Es para probarse a sí mismo que existe, que es un territorio. Es un factor importante de poder. Creo que hay diferentes sensibilidades y singularidades que pueden expresarse no sólo en territorios, sino en los procesos de singularización. Se puede decir que yo también provengo de grupos crupusculares ( como decíamos en 1968, todos somos crupusculares), pero con la diferencia de que la presente situación no es muy favorable al movimiento.

luis e gomez sociologo mexico unam

Dr. Luis E. Gómez
Sociólogo mexicano especialista en temas de teoría social contemporánea.

Twitter / LinkedIn

Publicaciones