El caso Michel Maffesoli

En primer término me parece necesario agradecer la invitación a participar en este evento y celebrar su realización puesto que entiendo como fundamental para el desarrollo de la teoría sociológica en México el que se dé la posibilidad de abrir espacios inter-universitarios para presentar, conocer y discutir a los distintos autores contemporáneos que, de una u otra forma, impactan el desarrollo de la sociología y particularmente de su teoría. Este impacto puede extenderse en algunos casos, hacia otras ciencias sociales, e inclusive, hacia las maneras comunes de ver y participar en la sociedad.

He titulado esta intervención el caso Maffesoli (que puede ser pronunciado de tres maneras diferentes: Maffesolí, en francés, Maffesoli en español y Maffésoli en italiano) puesto que su personalidad, su originalidad y sus aportaciones están siempre en discusión, no solamente con otros sociólogos, sino además también en otros ámbitos en la sociedad francesa y ya fuera de ella y, frecuentemente en los medios en los debates sobre sucesos relevantes de la vida cultural.

Decimos el caso Maffesoli, porque también con frecuencia está en el centro de los debates y discusiones con lo que queda de los mandarines de la sociología y la cultura, que así se les conoce en la Francia actual, y que funcionan como intelectuales orgánicos dominantes en las instituciones universitarias.

¿En que consisten estas polémicas? A Michel Maffesoli se le ha acusado con frecuencia de irrelevancia, de superficialidad, de falta de rigor, pero en el fondo se le ha acusado de ser diferente, y dado que la diferencia siempre salta a la vista, es un motivo de ataque por parte de las visiones sociológicas más ortodoxas.

Con la finalidad de resaltar esta diferencia, he dividido esta presentación del autor en tres partes:

  • La figura sui generis de Maffesoli al interior de la institución universitaria en la sociología y en la investigación sociológica francesa.
  • La segunda se refiere a su posición en el debate actual de la teoría del conocimiento.
  • La especificidad de su obra centrada en su noción de la socialidad.

I

Michel Maffesoli es el animador principal del Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano CEAQ, dentro de la Universidad de París V llamada René Descartes, ubicada en el viejo edificio de la Sorbona en el Barrio Latino de París. Esta característica sobre lo actual y lo cotidiano ya da una idea del campo de trabajo y de reflexión del Centro en su conjunto. Es ahí donde se organiza el trabajo de los estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado, a partir de la creación de grupos de interés temático. Estos grupos tiene una relativa autonomía y funcionan sobre la base de discusiones en seminarios permanentes que desembocan en la elaboración y desarrollo de las respectivas tesis de los estudiantes.

Anualmente tienen un Coloquio donde presentan el conjunto de sus resultados, no precisamente como un examen, ni como un mecanismo de control, ni de evaluación alguna, sino como la posibilidad de mostrar y poner a discusión sus avances.

Este tipo de evento es envidiable porque permite a los estudiantes, no solamente organizarse, sino además, proponer la presentación de intervenciones de otros profesores y profesionales pertinentes para desarrollar sus temas específicos.

Figuran entre sus grupos de interés temático el Grupo de Estudios sobre el Mito y el Mundo Imaginal. GEMÍ, el Grupo de Investigación y Estudios sobre la Música y la Socialidad. GREMES, el Grupo de Investigación sobre el Cuerpo y sus Desafíos. GRACE, el Grupo de Estudios sobre la Moda. GEMODE, el Grupo de Estudios de las Sociologías Comprensivas y Fenomenológicas. GESCOP, el Grupo de Investigación sobre las Tecnologías y la Vida Cotidiana, GRETECH. Así como el Seminario Franco-Brasileño, el SFB.

Este sistema de organización y apoyo académico tiene una cierta relevancia, en la medida en que, como uno de los centros de investigación universitarios más activos, analiza las problemáticas sociales con una visión contemporánea, muchas de ellas ligadas a los problemas de los jóvenes. Se abordan temas como el impacto del desarrollo de las nuevas tecnologías en la socialidad, cuestiones de género y sexualidad, o los intercambios y el sincretismo entre diversas sociedades, tomando en consideración que una parte importante de los estudiantes son de origen extranjero.

Michel Maffesoli forma parte también de la red del Centro de Estudios sobre el Imaginario Social, dirigido por Gilbert Durand, que es uno de los teóricos más importantes del estudio de lo simbólico y lo mitológico, que se localiza en Grenoble.

A pesar de tener un apellido italiano, Maffesoli es hijo de una familia francesa de los Alpes, de origen proletario, tanto su abuelo paterno como su padre fueron trabajadores de la minas de carbón, origen del cual Maffesoli dice sentirse particularmente orgulloso. (ver las entrevistas señaladas en la bibliografía).

Intelectualmente Michel Maffesoli es deudor y encuentra parentesco con la obras de Emile Durkheim, de Gilbert Durand, Henri Lefebvre, de Edgar Morin, de los llamados situacionistas de Nanterre, de Georges Simmel, de y de Jean Baudrillard.

Al ser un hombre polémico, se ha convertido en una bestia negra, apelativo que utilizan los franceses para describir a alguien que consideran un enemigo. Recientemente Maffesoli publicó una denuncia sobre la descomposición de los sistemas de evaluación universitaria caracterizándolos como tribunales de morales dudosas.

No obstante las dificultades que enfrenta sus propuestas nocionales y conceptuales –ciertamente poco ortodoxos- van haciendo camino, penetrando la teoría sociológica y la sociología empírica, muchas veces sin ser citado explícitamente.

II

Michel Maffesoli comenzó su carrera de profesor universitario escribiendo ensayos y libros sobre el problema de la violencia y de alguna manera temáticamente no parece alejarse mucho de ella, por ahora está iniciando una serie de trabajos sobre la noción del mal…

Quizá nada tan pertinente después de los acontecimientos de las torres gemelas de Nueva York y la guerra contra “el mal” de Bush en Afganistán. (quien, por cierto, usa el mismo lenguaje que el imán Khomeini durante los acontecimientos de Irán).

Para Maffesoli, la violencia es siempre constitutiva, fundadora, Marx le denominaba partera de la historia, quien evidentemente no la elogiaba siempre como un hecho positivo, veamos, por ejemplo, su denuncia de los procesos de la acumulación originaria…

La violencia en Maffesoli corresponde, a la manera de Nietzsche, en una visión que desmitologiza el origen, está en el hombre desde que el hombre aparece sobre la tierra: primero, el temor del otro y de lo otro, de un lado el miedo puro y simple, de otro la afirmación de la identidad primera, enseguida la escasez, las estrategias por sobrevivir, diría Nietszche revistado por Maffesoli, la inteligencia surge de la necesidad, pero una inteligencia como ardid, como maña.

Entre los antropólogos estas ideas empiezan a hacer camino, el hombre originario se hace hombre en el crimen, no evidentemente en el de Caín sobre Abel, sino en la disputa brutal de los restos, el hombre como chacal, como lobo del hombre. No es nuevo evidentemente.

No es acertado decir, como afirman los antropólogos del National Geografic que el hombre, en su origen haya sido un animal carroñero. Se trata más bien del principio de las formas de dominación, del uso de la fuerza para la apropiación, del oportunismo elemental, de un origen vago y vulgar pero legitimado como divino por las mitologías.

La violencia como fuente del poder y también del saber, aderezada con las creaciones sucesivas y a veces sublimes de un origen enaltecido con, a su vez la creación de los dioses, ¿porqué no?

Maffesoli desmitologiza la violencia totalitaria, le arranca las legitimaciones idelógicas, llámense pureza de la raza, llámense dictadura del proletariado, llámense juntas de salvación nacional, llámese democracia capitalista, se tratan más bien de discursos de legitimación de las múltiples dictaduras de la violencia, como ejercicio del poder, igual que como en el origen.

Habiendo hecho las cuentas con la violencia Maffesoli explora la otra cara del hombre: el afecto, el apego, las formas de estar juntos, la proxemia. Las identidades fusionistas o fusionales, coincide con Giambatista Vico en su crítica de los ilustradores, que fueron demasiado lejos en el entronamiento de la razón de la naciente modernidad.

Maffesoli formula una pregunta: ¿Y si la razón fuera un sentido?

Para responder cuestiona la idea de una razón separada, de una razón pura. Critica la idea de la analogía simple de la luz, como la forma de la razón que prevalece sobre la oscuridad de los tiempos anteriores a la modernidad. Demasiada luz enceguece, el conocimiento, entendido como luz necesaria, es una relación oscuridad-luminosidad, claro-oscuro, fenómeno que permite captar la profundidad y darle volumen a las formas.

No todo es blanco y negro, las formas, el volumen, la profundidad están hechas de matices que van del blanco al negro. En una multitud de tonalidades y de grises, finalmente también de colores. Hablemos entonces de la policromía social que no se reduce sólo a la noción de la pluralidad.

III

Partir de este cuestionamiento de la razón separada está bien pero, el afecto es voluble, es esquivo, a veces hasta irracional. El afecto corresponde a un sistema de valores en la frontera de lo racional y lo irracional o inclusive en lo arracional, lo que en cierta forma escapa a toda explicación. Los afectos, hoy más que nunca se cruzan con las distinciones tradicionales de la división del trabajo, de la división de la sociedad en clases, de las categorías funcionales, de los mecanismos de adquisición de prestigio.

Aparecen entonces categorías sociales determinadas por relaciones afectuales: clubes, diferentes categorías genéricas, mujeres, hombres separados, madres solteras, gims de culturismo, deportivos , jugadores de gó, ajedrez y dominó, todo un hedonismo signado por Dionisio, homosexuales, bisexuales, transexuales, disexuales, fiestas paganas sin marcas eclesiales, fiestas rev.

Además de la penetración cristiana en zonas islámicas, la penetración islámica en zonas occidentales, las sectas neo-religiosas, satánicas, el narco-satanismo, y otras de variada índole, regionalismos y localismos de todo tipo, apostadores de todo juego, nomadismo turístico, cultural y virtual entre en los navegadores de redes informáticas, privática, etc.

Desarrollo ad extremis del concepto de pertenencia y de desarraigo a un tiempo, fundamento del nostros que a la vez es punto de diferenciación con otros, pero siempre en colectivo.

Imaginario, placer, deseo, fiesta, sueño, transfiguración, no búsqueda sino rompimiento y sincretismo de las identidades modernas tradicionales y surgimiento de sociedades pos tradicionales, no necesariamente o completamente modernas, todas ellas, palabras condenadas por la academia como banales o insignificantes, propias de conductas desviadas.

¿Cómo es posible que algunos, muchos hombres y mujeres se permitan vivir sus utopías, si el mundo está signado por la miseria, el hambre, la explotación?

¿Cómo dar rienda suelta a imaginarios que borren la objetividad de la opresión, de la brutalidad de la guerra? Nuestra sensibilidad cristiana, mesiánica, compasible, culpable, victoriana, nos impide ver que los pobres, el pueblo, los oprimidos también viven y disfrutan en su mundo, lo recrean, lo resignifican, lo rechazan en algunos aspectos, lo valorizan en otros, lo transfiguran, lo transforman.

Afecto y fusión, las cuevas, los antros, los hoyos, los cuartos oscuros, la bacanal, y la orgía real o virtual, los estadios, el réven, el rav, el toquín. con o sin ecstasi,

Pero también el viejo hippismo y las tribus punks ya en decadencia. El slam nuestro, traducido como la fusión dance a madrazos, el rap como narrativa del desmadre, la nueva e inédita World Music, forma que prefigura en Europa, por lo menos hasta antes de la caída de las torres del World Trade Center, la fusión de una policromía social y musical de ritmos árabes, griegos y turcos con el rock, el reagee y el jazz, con los sonidos africanos y celtas, con el flamenco y la salsa, el mambo, la samba y otras brasileñerías y también, porqué no, la música clásica o culta y hasta nuestra música norteña, obsesionada con el narco y la ranchera, donde hay que ver hasta los trabajos de Manú Chao y Joaquín Sabina.

Esta fusión artística y cultural no sólo es efecto del nomadismo clásico, producto de las corrientes migratorias del sur al norte, impulsadas por la búsqueda de trabajo, de oportunidades, o de los múltiples efectos del turismo moderno, ni sólo del creciente mestizaje y del sincretismo entre desarrollo y subdesarrollo, sea este religioso, laico o de la subcultura de la droga y otros tráficos, también es efecto del nomadismo social.

Una persona puede tener hoy varios rostros, ocupar una categoría profesional y pública, asistir a reuniones de sectas secretas de propósitos inconfesables, tener una preferencia sado o maso en su intimidad insospechada, desplegar una energía en correrías nocturnas con una personalidad completamente diferente, en el mayor de los anonimatos y, también junto con la familia asistir a misa y al fútbol los domingos.

Precisamente hoy las macrópolis, las metrólpolis, grandes y medianas ciudades permiten anonimatos antes impensables. Maffesoli habla aquí de la nueva preeminencia de Dionisios, presidiendo la fiesta en busca de las proxemias, de lo fusional.

Tribalismo como crisis del individualismo. Maffesoli aparece aquí como el anti Lipovetsky, quien desde mi entender no ve sino desagregación, un individualismo a ultranza, una sociedad signada por el individuo finalmente aislado en el hedonismo total, el yuppi, convertido en el paradigma ideal del consumo técno-ecolo-cultural.

Para Maffesoli, hasta este individuo técno-ecolo-cultural, tiene la característica del grupo: se visten igual, van a los mismos bares, toman los mismos vinos, comen las mismas pastas, se cuidan por igual de las calorías y las grasas, asisten a los mismos clubes y discos y, finalmente se casan entre sí, a veces idependientemente del género.

No son “individuos” en sentido estricto, son otra más de las tribus de las sociedades contemporáneas.

Michel Maffesoli ha sido reiteradamente acusado de superficial, lejos de molestarle afirma que es un sociólogo de la superficie, habla de la profundidad de las apariencias, no se presenta tampoco como un empírico, pero se afirma como un teórico de lo empírico.

Para Maffesoli, la sociedad tecno-burocrática no lo es todo, la planeación tecnocrática, el manejo y acondicionamiento del territorio, desde las pantallas líquidas de los informatócratas, la gestión política y económica desde las élites globales, que se quieren hiper determinantes de las realidades post-nacionales, que si bien no son ilusiones sin materialidad, puesto que existen y juegan un papel en la dominación global, no son tampoco las nuevas determinantes mecánicas de los nuevos comportamientos societales.

Para Michel Maffesoli hay en la socialidad un humus primordial, anclado popularmente (pueblo en el sentido de conglomerados de sentimientos y comportamientos compartidos) que tiene una fuerza vital, orgánica, que no se deja avasallar por la racionalidad técnico-científica-burocrática, que responde más con las entrañas y el corazón que con la cabeza y si esta se entromete lo hace para desplegar más bien sus capacidades imaginarias y soñadoras, pero que tampoco se queda en el simple deseo, que mete la piel por delante y se realiza en el placer, en la creación, en la estética, en la fiesta y hasta en la orgía.

Pero dónde la orgía no se reduce a la visión victoriana de la promiscuidad de los cuerpos en el retozo indiferenciado de los seres anodinos e indiferenciados del sexo sin más finalidad que el sexo mismo. La orgía contemporánea es vista como la bacanal dionisiaca de una fiesta de los sentidos, pagana y profana al mismo tiempo, donde por cierto, la razón aparece como uno de ellos, en su ejercicio literario, erudito y placentero.

Acaso este aparente desorden, moral en primer término para quienes han sido formados en la moral victoriana, “nosotros victorianos” decía Foucault en su Historia de la Sexualidad. ¿Acaso ese desorden carece de lógica? Para Maffesoli hay una articulación necesaria , un orden más bien de carácter orgánico y subterráneo, una especie de floración, un hervidero que se parece más a las aborecencias barrocas, recargadas, recurrentes, igual fractales, de un barroquismo, como todo lo barroco, disfuncional a la lógica exclusiva del mercado y a veces con éste.

Así pués, Maffesoli ha sido acusado, no solamente de una falta de rigor intelectual, hay también una acusación velada de promotor de la disolución social, a lo que Maffesoli responde con un “no la promuevo, ella existe a pesar de los moralistas”, además se extiende y no ha pasado sólo una vez en a historia, el mal, la decadencia, la disolución, son formas que se producen al final de las épocas, prefigurando de alguna manera el advenimiento de otras que no necesariamente serán a su imagen y semejanza.

Darán paso a lo inédito, como inédito es siempre el presente. Michel Maffesoli se define como un presentista: valorizar el presente, no hipotecarlo al futuro ni explicarlo sólo como efecto derivado del pasado.

En el hervidero del presente, en el humus de los nuevos comportamientos, en la reconfiguración de la socialidad contemporánea, en la creación de nuevas y diversas figuras colectivas, de nuevas moralidades y eticidades, en el trabajo del rompimiento de las categorías analíticas tradicionales y en la captación del estallamiento de las categorías sociales tradicionales de nuestra sociedad, Michel Maffesoli ha dado pasos importantes, que si bien hoy son poco reconocidos, ya prefiguran caminos nuevos de exploración que sin duda tendrán sus resultados, como una contribución ineludible al conocimiento del cambio de nuestras épocas presentes y donde muy probablemente, ustedes, jóvenes innovadores, nuevas voces de la sociología, sociólogos del hoy mañana, podrán desarrollar estas formas inéditas de mirar y de presentar nuestro tiempo.

Muchas gracias.

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Dr. Luis E. Gómez
Sociólogo mexicano especialista en temas de teoría social contemporánea.

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