El término individuación es una derivación del vocablo individuo o del verbo individuar y tiene una larga trayectoria en las ciencias sociales y humanas. Individualización es una voz emparentada. Son nociones parecidas, pero que tienen diferencias. Para nuestros fines, la individuación trata del individuo “ante” el Estado y la sociedad: es factor de registro, exclusión y marginación. La individualización alude al individuo en la familia, la comunidad y la sociedad: es factor de integración.

Se da por sentado el hecho de que la noción de individuo viene del latín, individuus, cuyo significado es que no se puede dividir más, que es indivisible; sin embargo, el individuo es un producto esencialmente moderno. La forma más antigua de individuo se encuentra en la noción de “persona”, término ambiguo que, en lengua etrusca, significa “máscara”, algo que es una especie de apariencia, sin embargo, por su connotación religiosa, a partir del cristianismo, la persona tendría una cierta esencia espiritual, en tanto que la noción de individuo, cuando llega a la modernidad produce una ruptura laica que lo desacraliza.

El vocablo individuo se refiere a una realidad óntica que es indivisa y constituye una clara alteridad, para los demás de su propia especie, en este caso humana.

Si bien la noción de individuación tiene una historia que estaría ligada a la psicología social, como parte del proceso de formación subjetiva del individuo, esta trata de la interioridad subjetiva. Lo cierto es que también individuación tiene otra historia que emerge de la criminalística positiva, la cual va a dar lugar a la antropometría, con la nueva forma de filiación y el perfeccionamiento de los archivos judiciales, mediante la medición y la descripción minuciosa de los rasgos faciales y corporales individuales y cuya particularidad se especifica en términos de control social.

La individuación se produce a través del acto de filiación, que no solo se define como la liga ancestral del hijo o hija con el padre o la madre, sino como el acto de filiación con el Estado, en el campo de la seguridad y del control social. Se trata de un acto de registro. Aquí abordamos la noción desde la exterioridad, esto es, desde los registros de población.

Los registros de población sistemáticos son resultado de un largo proceso, que parte de un cambio de época, con el nacimiento del Estado nación y la transformación de la soberanía del soberano en la soberanía del pueblo. A partir del surgimiento de las prácticas de la representación política en las formas parlamentarias modernas se produce una expropiación de los medios de administración de las manos de las iglesias, de los señores feudales y de las propias monarquías, lo que dará lugar a la burocracia, como parte de los procesos de racionalización (Weber, 1979: 91-92).

La expropiación de los registros del señor feudal como antiguo certificador de la propiedad de otros, a partir de los linderos de la propia, con lo cual se constituye el registro público de la propiedad, para establecer el catastro y el valor de los predios, los impuestos prediales de inmuebles, certificando la propiedad y la legitimidad de las herencias.

Dicha expropiación de los medios de administración se da con la institucionalización del registro civil desde la Revolución francesa para dar certidumbre a la filiación y legitimar la familia como garantía de la continuidad de un origen o linaje, o de un patrimonio.

Con el registro civil es imperativo que los padres declaren un domicilio, tengan padres con nombres y apellidos, y testigos del acto de “presentación con vida de un infante”, para establecer legalmente una filiación de buena fe.

La filiación real o de facto es producto de las unidades familiares abiertas o semicerradas, mínimas, compuestas o extendidas. Una unidad que pone las bases del proceso de la individuación psicológica mediante las identificaciones, lo que tiene por resultado la formación del carácter y la personalidad, tanto individual y psicológica, como las pertenencias sociales.

En los registros de población, particularmente en los censos, la familia es tomada como una unidad básica mensurable, a partir del concepto de hogar.

Si bien en la psicología social la individuación es una producción que se realiza con la educación y la socialización, es la separación de la familia lo que significa la individuación fáctica y subjetiva de la persona. En el psicoanálisis de Jung, la individuación psico-social es parte de los cinco procesos de la formación de la personalidad (Jung, 1934: 180-188).

Entonces, pensemos la individuación en dos planos: la individuación en el plano de la construcción individual y psicológica del sujeto, y de su individuación, como efecto del registro de su descripción facial y corporal, al mismo tiempo que su focalización y su ubicación física en un territorio.

Existen paralelismos entre la emergencia de la práctica de la criminalística científica positiva de Cesare Lombroso y el surgimiento de la psicología experimental, de las cuales el mismo Lombroso es partícipe en ambas, con sus perfiles psicológicos de delincuentes y criminales y su tipología antropométrica criminal (Gómez, 2019).

La tipología propuesta por el médico Cesare Lombroso presupone conductas asociadas a la propensidad a la criminalidad. Lombroso participa de la creación de estos perfiles, primero, como director de una institución de enfermos mentales en Pesaro, Italia, y más tarde, como profesor de criminalística en la Universidad de Pavía.

La influencia de Lombroso para la individuación mediante el registro de la filiación institucional tiene mayor importancia que sus perfiles psicológicos, muy cuestionados, desde su propio tiempo.

La acepción de la filiación se reconfigura con los registros individuales de la población hacia el “gran padre” Estado, donde se procesan las nuevas filiaciones, sea bajo la forma de los registros de control social, o mediante la afiliación obligatoria, generando individuación, misma que se multiplica de forma exponencial, a través del registro civil, los registros delincuenciales y criminales, los documentos de identidad, el pasaporte, el registro fiscal, o bien, la cartilla de trabajo o incluso los censos.

Después de la filiación delincuencial y criminal, vino la filiación de la propia policía, de los militares y de los burócratas, extendiéndose a todo el mundo laboral. Una gran parte de los mayores de edad quedaron claramente individuados.

El concepto original de filiación pasa a ser una forma institucionalizada, que tiene como efecto la individuación para fines policiales, penales, jurídicos o incluso políticos, como con el DNI, la tarjeta o credencial electoral, relativas todas, al campo del Estado y ya también, en el campo del mercado.

La filiación se expresa al nivel del Estado como una liga de protección o seguridad y vigilancia de la población en su territorio. Se trata también del enlace entre el Estado y sus instituciones subordinadas, las instituciones públicas de salud, escolares y de otros servicios públicos. Todas ellas requieren de procedimientos de filiación y tienen por efecto la individuación.

Como lo afirma Foucault (2006), el Estado tiene un interés sobre el manejo de la población, a través de la filiación e individuación modernas en un territorio, ahí donde tienen vigencia sus monopolios de la violencia, de la fiscalidad y de la justicia.

Todo este proceso de filiación y de individuación moderno es un efecto extendido de las técnicas de las mediciones antropométricas, que tuvieron como propósito establecer una relación entre aspecto físico y la conducta, idea de la criminalística positiva, con fines de control en el ámbito delincuencial y criminal.

Es la criminología positiva, creada a fines de la década de 1870 por el investigador Cesare Lombroso (1878), así como por las aportaciones de sus discípulos Raffaele Garofalo y Enrico Ferri. La ciencia forense, perfeccionada más tarde por los franceses Alexander Lacassagne, Alphonse Bertillon y Edmond Locard se vio enriquecida por la emergencia de la dactiloscopía, introducida desde Argentina, por Juan Vucetich, para la identificación criminal.

Son sus antecedentes los estudios de 1823 de Jan E. Purkine, médico fisiólogo checo, primero en demostrar la existencia de patrones de las huellas dactilares, después fue Francis Galton, primo de Charles Darwin, quien estudió su originalidad individuada. William J. Herschel, gobernador inglés en Bengala, introdujo la huella dactilar como firma, sea por analfabetismo, o por la dificultad de tratar con diferentes lenguas (Chauvy, 2013).

Juan Vucetich, croata de origen nacionalizado argentino, fue el primero en incorporar la dactiloscopía (originalmente nombrada “icnofalangometría”) para la filiación y la individuación de delincuentes y criminales con mayor certeza, mediante una técnica novedosa. La ventaja obtenida consistió en que, al no haber huellas dactilares semejantes, se la pudo mostrar como una individuación positiva, un match, coincidencia irrefutable entre individuo y sus impresiones digitales (García Ferrari, s.f).

Juan Vucetich aportó un sistema clasificatorio de las huellas mediante los conceptos de arco, presilla interna, presilla externa y divertículo para fines comparativos y una individuación singular e incontrovertible, con comparación con los registros ya acopiados. El impacto transformó la investigación forense, dando lugar a una mayor individuación y certeza no solo al registro de criminales, sino a todos los sistemas de filiación en el mundo (Dirección de Identificación Civil y Estadística, 1944).

Este innovador registro completó los expedientes forenses y judiciales que transformaron la idea de filiación e individuación, como fuente del control social y también como fuente preventiva del orden. Por supuesto también se produjo la filiación fiscal, para mantener el control de los impuestos.

Se tuvo, así, una individuación con efectos insospechados de registro y control de poblaciones en la sociedad contemporánea y hacia el porvenir.

Por supuesto, los registros de población no paran con los procesos obligados de la filiación institucional; es necesario considerar también, como propone Foucault (2006), los registros prospectivos que se crean a partir de los censos y de la demografía que son de carácter estadístico y biopolítico, mismos que conducen el interés del Estado por la población con la gubernamentalidad, con todos aquellos datos de carácter biopolítico: fertilidad, crecimiento, morbilidad, condición social, empleo, vivienda, pertenencia étnica, etcétera.

En cuanto a las tendencias actuales y futuras de la individuación, el control social adquiere nuevas técnicas que utilizan los rasgos biométricos, el registro del iris, el registro de la voz, la identificación electrónica de rasgos faciales. La entrega voluntaria de datos a las plataformas y empresas de internet que los requieren. Lo anterior se muestra como futuro próximo y de largo plazo.

Con todo ello nos encontraremos con el significado de individuación como registro, marginación y exclusión. Crecen y se expanden en un horizonte que potencia las nuevas tecnologías. Se puede decir que nunca como ahora hemos estado tan individuados.

Debemos incluir aquí, además, entre otros desarrollos, la individuación genética, el código biológico identificatorio de los individuos, que pasa a ser parte de las prácticas de búsqueda y registro de delincuentes y criminales y de las técnicas judiciales y forenses incriminatorias.

Si se toma en consideración los pronósticos de futuro sobre el avance de las nuevas tecnologías de la información, tendremos un efecto curioso sobre la noción de individuación: individuo aparece como un término filológicamente compuesto, pero dónde no se había trabajado el sufijo dividuo. Es Deleuze quien nos invita a analizar lo divisible.

Gilles Deleuze (1990) generó una interpretación de la noción de dividuo como una reversión que focaliza la agregación de individuos fusionados en la big data, en la post data, transformándolos en dividuos, quienes expresan deseos, intereses, aspiraciones, tienen objetos de culto y pertenencias comunes, configurando algoritmos que los contienen para diferentes usos, principalmente de consumo, publicidad e identificación, es decir se asimilan a las sociedades de control a través de las plataformas de internet. Tener acceso, clave y contraseña no es inmunidad frente a las agregaciones de dividuos que se hacen de los “usuarios”.

Lo anterior quiere decir que vivimos ya un futuro presente, que se desplaza de la individuación a la “dividuación”. La dividuación, complementaria de la individuación, al dirigirse a los “dividuos” en los medios cibernéticos, se convierte en las interfaces que los interpelan como sus principales influencers, de sus estilos de vida, gustos, aspiraciones, intermediados por las nuevas tecnologías del control social cibernético, incluyendo lo que se venga con la computación cuántica. Así, la dividuación se convierte en un tema fundamental de futuro presente y de un largo horizonte por trabajar.

Referencias

  • Chauvy, G. (2013). Les archives de la police scientifique française. Des origines à nos jours. Paris: Editions Hors Collection.
  • Deleuze, G. (1990). “Post-scriptum sur les sociétés de contrôle”. En l’autre journal, N° 1, Paris, mai: http:/aejcpp.free.fr/articles/controle deleuze.htm.
  • Dirección de Identificación Civil y Estadística General del Ministerio de Gobierno de Buenos Aires (1944). “Manual teórico-práctico del sistema dactiloscópico argentino de filiación de don Juan Vucetich”, 34 pp. Miscelánea 129. Documento de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Buenos Aires, Argentina.
  • García Ferrari, M. (s.f.). “El rol de Juan Vucetich en el surgimiento transnacional de tecnologías de la identificación biométrica a principios del siglo XX”. Nuevo Mundo/nuevos mundos (on line) Debates, subido el 29 de enero del 2014. URL: http/nuevomundo.revues.org/66277.
  • Gómez, Luis E. (2019). “De la antropometría a la biopolítica” en Jiménez, M. A. y Valle, A. Ma. (coords.), Sociología y biopolítica Ciudad de México: Juan Pablos editores y UNAM Acatlán.
  • Foucault, M. (2006) [1977-1978]. “Seguridad, territorio y población” Curso en el Collège de France. Buenos Aires: FCE.
  • Jung, C.G. (1934). Sobre la formación de la personalidad. Buenos Aires: Losada.
  • Lombroso, C. (1878). L’uomo delinquente. Alla antropologia, jurisprudenza e alle discipline carcerarie. Torino: Fratelli Bocca.
  • Weber, M. (1997). El político y el científico. Madrid: Alianza.

Ver también

Autonomía, Cansancio (sociedad del), Capitalismo de vigilancia, Emancipación, Futuro ominoso, Multitud, Poshumanidades, Tecnoceno, Transición digital

luis e gomez sociologo mexico unam

Dr. Luis E. Gómez
Sociólogo mexicano especialista en temas de teoría social contemporánea.

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