INTRODUCCIÓN Y PROPÓSITOS:

Una de las mayores dificultades que tienen las instituciones contemporáneas es realizar un análisis crítico y funcional de sí mismas, las universidades de la modernidad no pueden escapar a esta sería dificultad.

El presente trabajo tiene como propósito presentar los desafíos que enfrentan las universidades de nuestro tiempo frente a los cuales se requiere no solo construir respuestas inmediatas sino abrir horizontes de largo plazo que les permitan mantener sus tareas y su importancia en los nuevos contextos así como guardar su identidad como una de las principales figuras de la cultura, de la producción de saberes, de conocimientos y de la formación de nuevas generaciones en las diversas profesiones , así como de las búsquedas ineludibles de la investigación científica y social. Igualmente consideramos aquí su participación en la investigación de fronteras y las nuevas disciplinas como la genética, las neurociencias y las nanotecnologías.

La universidad como institución surge de la Edad Media; como pocas instituciones ha logrado un desarrollo transhistórico transformándose en el decurso de los siglos abrevando, de sus contextos históricos y geopolíticos, no sin haberse diferenciado en la constitución de sus modelos matriciales, dejándose influir profundamente por las reformas políticas y sociales que se realizaron a veces no sin violencia, como lo demuestran las grandes revoluciones y las grandes guerras particularmente durante los últimos dos siglos.

Con el recorrido que va de los orígenes a la universidad del primer cuarto del nuevo milenio trataremos de precisar las dificultades, los desafíos y los horizontes de esta última.

LAS FUENTES.

En el ámbito de la formalización y de la sistematización de los conocimientos y de los saberes reconocidos como válidos o como valiosos una idea de universidad recorre el mundo, desde hace ya más de novecientos años. Su primera aparición reconocida oficialmente como una versión originaria se da en la Universidad de Bolonia de la cual se inspiraran las grandes universidades medievales de París, Oxford y Praga. Cuatro figuras únicas e irrepetibles fuentes de reflexión de su tiempo y de sus pasado, lugar exquisito de la formación del saber escolástico y de los preámbulos del conocimiento experimental, así como de las utopías que cambiaran o corregirán al mundo.

La Universidad de Bolonia se reconoce como tal en el origen de los estudios fundados en esa ciudad en el 1088 y que más tarde setenta años después, en 1158 el rey Federico I formalizara bajo la Constitutio Authentica Habita. Sus primeros intereses y sus enseñanzas se concentrarán entonces en la gramática, la lógica y la retórica, para incorporar después el derecho y más tarde la astronomía y la medicina. Otros intereses escolásticos se desarrollarán alrededor de la teología. (1)

Bajo la inspiración de la experiencia boloñesa se forman la decana de la universidad francesa, la celebérrima Sorbona de París y también las universidades españolas, donde la primera fue la de Salamanca, fundada a partir del Estudio General de Palencia, en el 1218 y legitimada por bula papal en el 1255. Por otra parte la Complutensis Universitas cuyo origen se encuentra en el antiguo Studium Generale de Alcalá de Henares fundada en 1293 por el Rey Sancho IV de Castilla y recreada por el Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros a principios del siglo XVI.

En el caso de la Soborna, sus antecedentes se remontan a los estudios de la Ciudad Luz (la vieja Lutecia romana) que comienzan a funcionar alrededor del año 1100 pero que no se da sino hasta los años 1257-58 que el clérigo Robert De Sorbón asesor consejero y confesor del rey Luis IX, también llamado San Luis (muerto durante las octavas cruzadas) con la finalidad de atemperar las tensas relaciones entre los saberes del poder Eclesial y los del poder terrenal, funda el colegio De Sorbón y se instituyen las primeras “Corporaciones de maestros y escolapios de París” (2). Otra de las Universidades más antiguas de Francia es la Universidad de Poitiers creada por orden papal en 1431.

En Inglaterra los registros de enseñanza de la Universidad de Oxford dan cuenta de su existencia desde el 1096; empero, se reconoce que ya existía cierta estabilidad y frecuencia de estudios a partir del año 1167 cuando gracias a la oposición del rey Henry II, para evitar que se siguieran enviando jóvenes ingleses a la ciudad de París para hacer estudios. Henry II apoya con firmeza la creación de los estudios de Oxford. Se tiene certeza que con la fundación de los colegios de estudios de Oxford se constituye la consolidación definitiva inicial de la universidad británica de 1249 y 1264. (3)

En el caso de la universidad ibérica, en los reinos de Castilla y León, aparecen las primeras instituciones universitarias: entre 1208 y 1214 en Palencia por iniciativa de Alfonso VIII y a partir de la escuela catedralicia. En 1218 Salamanca es fundada por el rey de León Alfonso IX. A mediados del siglo XIII, los reyes de Castilla crean la de Valladolid y casi al final del mismo siglo, Jaime II, erige la de Lérida. Es de notarse que la forma se presentaba como institutos de studium generale. Es el rey Dionis el fundador de la universidad de Lisboa (1290), que a principios del siglo XIV se traslada a Coimbra. (4)

 

Cuenta también para su fundación la experiencia de la Universidad de Alcalá de Henares o Complutum, fundada por el rey Sancho IV de Castilla en el año de 1499 a partir de los estudios de las escuelas generales de Alcalá. Para 1509 ya se dividían los estudios en cinco facultades artes y filosofía, derecho canónico, letras, medicina y teología no será sino hasta el siglo XIX en 1833 que esta universidad será trasladada a la Ciudad de Madrid como la Universidad Complutense. (5)

En el ámbito mexicano, de suma importancia para la configuración de la Universidad hispanoamericana y más tarde para América Latina los antecedentes más remotos de la Universidad Nacional se encuentran en la creación de la Real y Pontificia Universidad de México. Sus orígenes escolásticos son bien conocidos, abrirá sus puertas el 25 de enero de 1553 de acuerdo con el modelo español de la Universidad de Salamanca arriba mencionada. La Universidad Real Pontificia de México fue inaugurada en tiempos del virrey Don Luis de Velasco el 21 de septiembre de 1551, mediante la cédula emitida por el emperador Carlos V con la apertura de cinco facultades artes, leyes, medicina, cánones y teología. (6)

MODERNIDAD Y UNIVERSIDAD.

Todavía estrechamente ligada a la iglesia, en el siglo XVII la Universidad de la Soborna recibió el apoyo decidido del cardenal Richelieu en su momento el más importante consejero del rey. Con la derrota de la monarquía y la decapitación del rey Luis XVI ya en el siglo XVIII, esta universidad permaneció cerrada desde el 5 de septiembre de 1793 por decreto de la Convención en razón de sus vínculos con la aristocracia durante la Revolución Francesa y no será sino hasta el año de 1821 cuando se le reincorpora a la enseñanza pública bajo la forma napoleónica que le otorgará un estatus y una organización peculiar cuya influencia perdurará, principalmente en el mundo latino hasta los primeros años sesenta de este siglo.

Paralelamente se abre un sistema paralelo de educación denominado las Grandes Escuelas, entre las que cabe destacar la Escuela de Puentes y Calzadas (Ingeniería), la Normal Superior, etc. El Politécnico, etc. con la finalidad de proveer a los grandes establecimientos privados y del Estado cuadros de formación superior y establecer, al mismo tiempo una competencia y un equilibrio con la Universidad que de manera más tradicional se dedicara a las letras, la filosofía, la historia y algunas profesiones como la del derecho y la medicina.

Podemos entonces argumentar que el concepto de universidad en su decurso transhistórico se ha venido modificando bajo la influencia de procesos de diversas naturalezas: en primer lugar su origen escolástico, religioso y medieval, en segundo las influencias humanistas del renacimiento, luego el racionalismo bajo la forma de la ilustración francesa y el empirismo inglés y finalmente el influjo de las nuevas necesidades creadas por la revolución industrial. Más tarde el positivismo tendrá un impacto importante en la Universidad moderna. (7)

A partir del siglo XIX la universidad pasará a ser vista como una institución de búsqueda sistemática de verdades científicas: la Universitas Scientiarum, que comenzará a construir y escenificar una triple autonomía que no dejará de desarrollar aun frente innumerables obstáculos: Autonomía frente al poder creciente del Estado Nación, frente al principio de la decadencia del poder eclesiástico y también frente al dominante poder del mercado. De ninguna manera esto quiere decir que la universidad sea disfuncional ni al Estado ni al mercado. En el caso francés, por ejemplo, la autonomía para realizarse frente a las dos últimas esferas debió sacrificarse frente a la primera. (8)

Más allá de reconocer sin ambages su ya lejana pero inextinguible procedencia medieval, las instituciones universitarias contemporáneas rechazan, no sin cierto orgullo, ser copias unas de otras, todas sin excepción se piensan originales y en cierta medida así es. No obstante lo anterior es posible reconocer la existencia de cinco grandes modelos o vías universitarias, que como grandes matrices, han marcado el desarrollo de todos los sistemas de educación universitaria en el planeta, particularmente en Occidente, aunque no solamente en Occidente. Veamos cuáles son estas matrices universitarias.

1. La Universidad Bonapartista o Napoleónica.

Es la conjunción de tres grandes acontecimientos históricos lo que le dará carácter a la Universidad francesa: los hechos y las secuelas de la revolución francesa, el directorio revolucionario y la etapa del Terror y finalmente el ascenso de Napoleón Bonaparte y su construcción del primer Imperio. Inmediatamente después el impulso competitivo de la llamada revolución industrial inglesa obligó a la reapertura de la universidad francesa bajo nuevos conceptos, que de hecho son de corte militarista, utilitarista y con una clara subordinación al poder político.

Centralizada y focalizada en la legitimación del derecho y su consecuente codificación napoleónica, la universidad generó Facultades cada vez más separadas entre sí, pero controladas desde el centro, sin renunciar a producir serios avances en el capo de la innovación técnica y científica, tanto como de la adopción y la adaptación industrial así como de la medicina.

En sentido estricto, la institución napoleónica refleja la consolidación del estado-nación francés, donde la universidad fue concebida y utilizada como instrumento de modernización autoritaria de la sociedad, mediante el control de los nombramientos académicos y de funcionarios mediante el control del presupuesto y las normas que tenían por objetivo una distribución de los recursos sobre el conjunto de los territorios, siempre manejados desde París cuya universidad no dejó nunca de ser la universidad más protegida y consentida del régimen.

La universidad francesa ha sufrido grandes cambios: se ha constituido como una universidad de Ciudades y de Regiones. Por ejemplo la Universidad de París, regida por un Consejo académico de la Universidad de París, está formada por 13 Universidades: I Panthéon-Sorbonne, II Pathéon-Assas, III Sorbonne Nouvelle, IV Paris-Sorbonne, V René Descartes, VI Pierre et Marie Curie, VII Denis Diderot, VIII Vincennes-Saint Denis, IX Paris-Dauphine, X Nanterre, XI Paris-Sud, XII Paris-Val de Marne, Paris XIII Paris-Nord.

Cabe mencionar que no todas estas universidades están ubicadas precisamente en París, algunas están en comunidades o ciudades adyacentes, dentro del departamento de l’Ile de France, que se puede entender como la gran metrópoli alrededor de Paris. Otras Universidad igualmente se compones de grandes escuelas agregadas como La Universidad de Lyon, la Universidad de Provence Aix-Marsella, la de Montpellier, de Dijon, de Lille, de Estrasburgo, de Burdeos, de Poitiers, etc. Todas estas universidades en principio son generalistas, pero es de destacarse que algunas están mayormente especializadas, por ejemplo en ingenierías, letras, medicina, ciencias, ciencias sociales y humanidades, etc.

A pesar de lo anterior, el Estado francés, logró establecer un sistema de educación superior paralelo al universitario. Se buscó aun mayor distinción en estas escuelas que de manera genérica denominaron Les Grands Écoles, creadas originalmente por la revolución francesa, que no sólo emergieron para formar élites de gran especialización sino también como contrapeso necesario a las universidades que, como es lógico, tendían a la masificación.

A pesar de lo anterior, el Estado francés, logró establecer un sistema de educación superior paralelo al universitario. Se buscó aun mayor distinción en estas escuelas que de manera genérica denominaron Les Grands Écoles que no sólo se crearon para formar élites de gran especialización sino también como contrapeso necesario a las universidades que, como es lógico, tendían a la masificación. Por ejemplo, con este propósito se crearon entre otras L’École Normale Supérieur, L’Ecole des Ponts et Chaussées, L’École Polytechnique, L’École des Hautes Études en Sciences Sociales, L’École des Hautes Études en Sciences Politiques, l’École National d’Administration. Todas ellas son extremadamente competitivas y los concursos de ingreso procuran una selección de muy alto nivel. Prácticamente todos los egresados de estas escuelas tienen un empleo garantizado (del otro documento)

Originalmente se crearon: l’École Normale Supérieur, l’Ecole des Ponts et Chaussées, l’École Polytechnique, l’École Nationale de Mines, más tarde l’École National d’Administration, l’École des Hautes Études en Sciences Politiques, l’École des Hautes Études en Sciences Sociales. Son extremadamente competitivas y los concursos de ingreso procuran una selección de muy alto nivel. Prácticamente todos los egresados de estas escuelas tienen un empleo garantizado.

Es posible afirmar que en la etapa napoleónica, la universidad sirvió para afianzar la identidad nacional francesa, para promover y ejercer una mayor profesionalidad de las carreras liberales, en particular la abogacía, la medicina y las ingenierías. Aún más también sirvió para que Francia se afirmara como una potencia cultural imperial que inclusive hoy su influencia se siente en países como Argentina, Brasil, México en Latinoamérica, España, Italia y Portugal en Europa, y por supuesto en África y en Oriente Medio debido a la influencia ejercida sobre sus ahora ex colonias.

2. La Universidad germánica Humboldtiana.

La Universidad prusiana alemana se vio fuertemente sacudida por la devastación de las guerras napoleónicas sobre sus territorios (el propio Kant estuvo ilusionado con el arribo a Alemania del pequeño gran hombre), donde precisamente una de las acusaciones por las causas de la derrota fue la carencia de un sistema de enseñanza que considerara pragmáticamente los avances de la ciencia y de la tecnología. (9)

Las incipientes democratizaciones introducidas por las revoluciones burguesas europeas, la competencia del avance técnico y social de la revolución industrial inglesa y el surgimiento tardío del Estado Nación pangermánico, permitieron a los alemanes ponerse a la vanguardia de la universidad bajo el concepto de la autonomía del conocimiento como una potencia para la sociedad. Tuvieron una reforma que precedida por el debate entre Sleirmacher y Fichte, se resolvió a favor del primero, quien argumentaba la inminente necesidad de una universidad ideal, centrada en la producción del saber por el saber mismo; un principio que resultaba para muchos escandaloso, precisamente el de las libertades académicas.

Wilhem von Humboldt, hermano de nuestro conocido Alexander, reconocido como uno de los sabios alemanes zanjó el debate a favor de Sleicher, para superar la universidad prusiana, prácticamente militarizada, para fundar en adelante lo que se conoció como la institución de la universidad humboldtiana. Una universidad al servicio de la verdad y completamente refractaria a su instrumentalización por el Estado y por cualquier fuerza ajena a ella misma. Un tipo de universidad que sobrevivió hasta el principio de la derrota nazi en la segunda Guerra Mundial, cuando muchos criticaron su subordinación al régimen nacional socialista. (10)

Wilhem von Humboldt, hermano de nuestro conocido Alexander, reconocido como uno de los sabios alemanes zanjó el debate a favor Sleicher, para superar la universidad prusiana, prácticamente militarizada, para fundar en adelante lo que se conoció como la institución de la universidad humboldtiana. Una universidad al servicio de la verdad y completamente refractaria a su instrumentalización por el Estado y por cualquier fuerza ajena a ella misma. Un tipo de universidad que sobrevivió hasta el principio de la derrota nazi en la segunda Guerra Mundial, cuando muchos criticaron su subordinación al régimen nacional socialista (no toda la culpa fue de Heidegger, uno de sus últimos rectores, quien pensó que mantenerse en el puesto era salvarla). (8) (En el otro documento)

La posguerra significó el final de la universidad fascista. En discontinuidad la Universidad Humboldtiana se retomó bajo una cierta influencia del modelo norteamericano de universidad que como veremos más adelante fue matizado también por el estilo británico que veremos a continuación.

El surgimiento en 1948 de la Universidad Libre de Berlín marcó el final de la Universidad de Humboldt, sin agotar del todo su influencia, como un tipo de universidad a la que aún se aspira en el mundo. La Universidad alemana contemporánea.

Nota: desarrollar las ideas de Jasper. Tomar en consideración los problemas derivados de la reunificación. Y también incluir algunas otras universidades (del otro documento)

3. El Modelo Ox-bridge británico.

Por supuesto el modelo británico está influido por la anciana Universidad de Oxford, pero no solamente, cuenta también la Universidad de Cambridge, al grado que el modelo es conocido como el Ox-bridge, o bien al revés, menos frecuentemente como el Cam-ford. Centrado sobre un efecto pedagógico que algunos especialistas califican como psicologista puesto que estas universidades ponen especial atención al desarrollo de la personalidad de sus estudiantes, además del desarrollo de sus capacidades cognoscitivas e intelectuales. Las Universidades de Oxford y de Cambridge tienen muchos elementos en común, a pesar de las evidentes rivalidades se puede decir que están hermanadas. Se trata de Universidades con un sistema de colleges y halls autónomos y con administración independientes, son Universidades federadas resultado del agrupamiento de instancias pre existentes que se fueron agregando y federándose desde sus orígenes.

Los alumnos de la universidad británica habrán de vivir en las residencias de los campi formando no solamente un exclusivo ambiente universitario, sino además comunidades de forma de vida, una especie de entrenamiento para la pertenencia y participación en un mundo de asociaciones y de sociedades.

El sistema estuvo, hasta las crisis de los sesentas y los setentas, con la irrupción de las masas, reservado a la formación de una élite para servir a los grupos poderosos del Reino Unido. Inglaterra llega tardíamente a los procesos de apertura a la población en general hasta los últimos años setenta del siglo pasado. Con ello Inglaterra conoce la masificación de la enseñanza, más allá de los conciertos de los Beatles o de los Rolling Stones, o más tarde con las generaciones punks.

Se considera que el sistema universitario británico goza de una gran autonomía frente a los gobiernos, evidentemente con ciertos matices, sean estos laboristas o conservadores, al grado de permitirles que un Consejo de Universidades ejecute la tarea de distribuirse el presupuesto público puesto a su disposición.

No es necesario aclarar que si bien hoy la distribución es más democrática, no es ningún secreto que el dúo Oxford-Cambridge es el que se lleva la mayor tajada del pastel.

La influencia de la universidad británica se extiende más allá de sus antiguas colonias y pervive en universidades tan alejados unos de otros como Canadá, Australia, Sudáfrica, India o los propios Estados Unidos. Es importante señalar que aun cuando la parte más importante de las universidades es pública el proceso de privatización ha alcanzado al sistema público y se puede decir que la educación superior es de alto costo paliado en cierta forma por el sistema de becas.

4. La universidad de los Estados Unidos.

Es el modelo norteamericano el de mayor complejidad. Marcado al mismo tiempo por una demanda de educación superior de masas desde los años sesenta y por un rango de competencia exacerbada para entrar al conjunto de las diez universidades mejor calificadas (Harvard, Cornell, Stanford, el MIT (Massachusetts), el Tecnológico de California (Cal-Tec), la Universidad de California Berkeley, Columbia, Washington, Chicago, y Wisconsin. (Por supuesto esta lista varía en función de las calificadoras, además pueden entrar universidades como Michigan, Minnesota, Pensilvania, UCLA, Illinois Urbana-Champaign y Yale).

Existe una expresión para reconocer a las universidades norteamericanas más tradicionales, fundadas algunas de ellas desde los siglos XVII y XVIII, se trata de las Ivy Leagues, que literalmente quiere decir la liga de las hiedras, en referencia a las plantas trepadoras que cubren sus antiguos muros, entre ellas están Harvard, Yale, Brown, Princeton, Columbia, Cornell, Pensilvania, y Dartmouth College; algunos extienden la liga para incluir a también a la de Stanford que abrió sus puertas en 1891. Todas estas universidades están inspiradas en el modelo Ox-Bridge, con sus amplios campi, sus ambientes universitarios, sus dorms, sus grandes bibliotecas, sus departamentos y laboratorios de investigación, sus posgrados de élite.

Aunque no existe una regulación legislativa sobre el uso del término universidad y del término College, la verdad es que la distinción está en el énfasis que las universidades ponen en la investigación y aquel que los colleges ponen en la profesionalización. Lo anterior en los Estados Unidos no significa que algunas universidades de gran renombre no desarrollen también la profesionalización en profundidad. Si nos atenemos a las clasificaciones en el rango de “Colleges” entre los diez primeros se ubican: Universidad de Richmond, Swarthmore College, Calvin College, Williams College, Weslayan University, Bucknell University, Carleton College, Middlebury College.

Si bien es cierto que las universidades se reparten entre públicas y privadas, la verdad es que todas manifiestan sus diferencias en el desarrollo de los distintos campos disciplinarios, pero también en sus estrategias de financiamiento.

Todas las combinaciones son posibles: universidades públicas que se nutren de fondos privados, privadas que buscan fondos públicos, contratos con grandes corporaciones, fondos de donativos de egresados, fondos de becas de diversas fuentes.

Lo cierto es que hay una escala de precios (más altos en las privadas) que se ve como inversión en la educación de los hijos. Son muchas las historias de gente que empieza a ahorrar desde antes de que nazca la criatura para poder ofrecerle educación universitaria. (11)

5. La universidad latinoamericana.

América Latina cuenta con un vasto campo universitario donde coexisten diversos modelos de múltiples inspiraciones y de rasgos peculiares que ha generado instituciones con personalidades complejas. No obstante lo anterior, que fácilmente llevaría a cuestionar la existencia de una universidad latinoamericana, podemos observar ciertos rasgos generales compartidos y reconocer que es posible localizar las influencias que unas han tenido sobre las otras.

Existen por supuesto algunas macro universidades públicas, (Sao Paolo, de Buenos Aires, UNAM), algunas universidades privadas de gran tradición especialmente católicas (lasallistas, maristas, jesuitas etc.) así como no pocas universidades públicas y privadas laicas que cumplen papeles importantes en la formación de profesionales y a veces complementarias de los grandes sistemas universitarios.

Una parte de ellas tienen antecedentes metropolitanos en el sentido colonial. En franca continuidad con las antiguas universidades españolas y portuguesas, cuando quisieron verse como imagen de sus orígenes europeos (no pocas veces dependientes de la iglesia). La relación con el contexto histórico es fundamental para comprender su desarrollo y evolución: el decurso colonial, los movimientos de independencia y la reforma del siglo XIX en algunos países son claves. También es fundamental considerar como parte aguas la llamada reforma por la Autonomía emergente en la Universidad de Córdoba en Argentina.

Es de vital importancia considerar igualmente los efectos de la segunda guerra mundial, de la posguerra y de la llamada guerra fría, donde cuenta el crecimiento de la influencia norteamericana en las sociedades, las economías y las políticas latinoamericanas. Más tarde la proliferación de los llamados movimientos de liberación nacional y sus derivas izquierdistas de los años sesenta y setentas al calor de la influencia de la Revolución cubana, así como sus secuelas hasta los años ochenta con las guerrillas, en particular Colombia, Perú, Venezuela, Salvador, Nicaragua, Guatemala, Argentina y Uruguay.

En ese mismo tenor, los efectos dilatados en el tiempo de los movimientos estudiantiles cuya epítome fue el del 68. Estas influencias van a tener un impacto considerable en el fondo y la forma de las universidades latinoamericanas. Estos efectos tendrán fuertes repercusiones en universidades como la Universidad de San Marcos en Lima, Perú, la Universidad Nacional de Colombia.

Por otro lado, el efecto causado por las dictaduras militares latinoamericanas durante los años sesenta, setenta, y que se mantuvieron en algunos casos hasta los ochenta, en particular en Argentina, Brasil, Chile, Perú, Uruguay: cierres de universidades, proscripciones y asesinatos de académicos, exilios forzados o buscados, e incluso la militarización de las instituciones educativas. Eventos de los que se vieron beneficiados algunos países como México, Canadá, los Estados Unidos e inclusive algunos países europeos como Francia, Inglaterra y Suecia.

Precisamente ha sido en las épocas de conflicto social que las universidades crecieron a la par del aumento de la población, en México surgieron la Universidad Autónoma Metropolitana, el ITAM, el CIDE y se expandió en diversos campi el Tecnológico de Monterrey, institución privada directamente ligado a la industria del norte del país y otras privadas como La Salle, la del Valle de México, la Iberoamericana y la Panamericana.

Por el lado de las Públicas. La UNAM abrió un nuevo sistema del Bachillerato denominado Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), abrió igualmente un sistema periférico denominado Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales, cuya misión no sólo es la producción de profesionales, sino además, vincularse con las problemáticas regionales del entorno. Más tarde estas Escuelas se convertirían en Facultades de Estudios Profesionales al incorporar sus respectivos posgrados. En suma La UNAM, como macro universidad se constituyó como una universidad de sistemas diferenciados.

Cabe mencionar que una manera de contrarrestar el poder de la UNAM, durante el período presidencial de Lázaro Cárdenas fue la unificación de Escuelas Nacionales que quedaron al margen de ella y crear desde una perspectiva de desarrollo industrial técnico al Instituto Politécnico Nacional.

No cabe la menor duda de que en América Latina formación profesional y formación de élites corren por caminos diferentes, no sin entrecruzarse por momentos. Por un lado, la formación particularmente de las profesiones liberales, fueron conceptualizadas como funciones necesarias al desarrollo de la economía, de la industria, de la sociedad y de la ampliación de las funciones del Estado. Todo ello como parte de la transformación de sociedades rurales a sociedades predominantemente urbanas. Decir formación profesional no quiere decir formación de élites.

En América Latina la formación de las élites pasa más bien por las herencias, por el ascenso político e inclusive militar, sin descartar las representaciones eclesiales.

Ha habido, es cierto, algunas convergencias entre ciertas universidades con su capacidad de movilidad social en las estructuras socioeconómicas que han contribuido marginalmente a la formación de élites, pero también es cierto que los profesionales en su gran mayoría pasan a formar parte de los grupos subordinados de la sociedad como simples empleados privados o del Estado en posiciones muy secundarias. Véase por ejemplo en Colombia, frente a una sociedad pudiente, algunos profesionales han tomado el camino de trabajar para el narcotráfico como única posibilidad de ascenso social, a veces momentáneo.

Ahí donde la Universidad latinoamericana no puede ser puesta en duda es en la producción de su elite científica, al grado de que la llamada fuga de cerebros es una realidad para toda la región. Es verdad que con la globalización, los procesos de investigación ya no se hacen solamente en la Universidad, empero grandes investigaciones se realizan en las universidades públicas.

Pondremos como los ejemplos más significativos los de Argentina, Brasil y México, en seguida daremos cuenta de las más prestigiadas del resto de la Región. (12)

Argentina.

Existen dos grandes universidades argentinas: la Universidad de Buenos Aires, (UBA) sin origen colonial, surgida en 1821 como una Universidad Provincial y que desde 1881 adquiere el carácter de nacional y, la Universidad de Córdoba , fundada desde 1610 a partir del Collegium Maximum fundado por la Compañía de Jesús, que a partir de 1613 se dedicara a impartir Estudios Superiores. En 1820 se convierte en la Universidad de Córdoba y en 1856 adquiere un carácter nacional. (13)

Es imprescindible para comprender la evolución del concepto de autonomía universitaria latinoamericana recuperar el movimiento estudiantil y magisterial de la Universidad de Córdoba de 1918, que liderado por Deodoro Roca, impulsó una idea de autonomía, cogobierno, periodicidad de los planes de estudio, procesos de selección por concursos de oposición y un nuevo concepto de la difusión y de la extensión de la cultura. (14)

La Universidad de Buenos Aires, la UBA, la más prestigiada de Argentina, cuenta actualmente con 35 sedes y prácticamente todas las carreras científicas y profesionales. Su alumnado se constituye por cerca de 300 mil estudiantes. Su ingreso es por concurso abierto, universal e ineludible y tiene un año de nivelación que hay que acreditar para ingresar a los estudios profesionales y superiores.

Brasil.

Este país sudamericano tiene el sistema universitario más extenso de Latinoamérica, en primer lugar las Universidades Federales, después las Universidades Estatales, además de los llamados Institutos Federales donde existen algunos de ellos vinculados a las fuerzas armadas o la marina.
Existe una Universidad Municipal y varias Escuelas Nacionales además de Centros de Investigación de excelencia y un equivalente del CONACYT mexicano.

La Universidad de Sao Paulo es junto con la UNAM la más prestigiada de América Latina e Iberoamérica, frecuentemente alternan UNAM y Sao Paulo posiciones en el ranking mundial de universidades como la primera de la región.

Es importante destacar que al igual que en Argentina el ingreso a la las Universidades pasa por un año propedéutico universal que después de acreditarlo da derecho de acceso al nivel de licenciatura.

El proceso de formación de la nueva Constitución Ciudadana a la salida de la dictadura militar condicionó todo el sistema de educación superior público brasileño, con principios socialdemócratas que aplicaron la gratuidad, la laicidad y el acceso popular con fines de equidad y movilidad social.

Con la llegada de las políticas del Fondo Monetario Internacional, y en particular con la presidencia de Fernando H. Cardoso, se indujeron opiniones contrarias a esta visión de la educación y se propusieron reformas cuya argumentación estaba centrada en la “distorsión” que introducía en el mercado el asistencialismo populista en la educación.

Sin embargo, la fortaleza de los movimientos estudiantiles y profesorales impidió que estas reformas pudieran ser aprobadas en el Congreso. Igualmente las propuestas de alzas a los impuestos sobre la educación fueron constantemente derrotadas. La llegada al poder de Luis Ignacio da Silva “Lula” mantuvo hasta ahora la situación educativa. (15)

Bajo la influencia de la idea norteamericana de compensaciones afirmativas se introdujeron en casi la totalidad de las universidades brasileñas el concepto de cuotas étnicas con el objetivo de compensar a los grupos de menores recursos, sea por procedencia regional o por características étnicas, sus posibilidades de ingreso a las universidades y de acreditación profesional. A estas políticas se les ha denominado como proceso de democratización de la enseñanza superior. (16)

Colombia.

De acuerdo con Jaime Mejía, durante la colonia se crearon dos tipos de universidad: la eclesiástica y la llamada eufemísticamente universidad “tradicional”. En el primer caso la Universidad de Santo Tomás en 1580, la de San Nicolás de Bari en 1575, la Javeriana en 1622 y la de San Buenaventura de Cali en 1715. El segundo caso dio origen a la primera universidad pública, ya en el siglo XVII cuando la Real Audiencia de Santa Fe propone la creación de un instituto de estudios superiores que tenga por principio ser racionalista y pragmática con el objetivo, al mismo tiempo de formar funcionarios y estudiar naturaleza y sociedad. (17)

Es en la Primera República que se crean las universidades públicas de Antioquía en 1822, Cartagena en 1827 y del Cauca en 1827. No es sino hasta 1867 que aparece la Universidad Nacional de Colombia, donde se comienza a impartir estudios de derecho, ciencias naturales, ingeniería, filosofía, literatura, medicina y oficios y artes. (18)

El mismo autor nos muestra las tendencias más generales de los procesos educativos colombianos en el nivel superior:

1. Rápida expansión de la matrícula, proliferación de instituciones “tradicionales” y privadas, crecimiento del número de profesores y de programas de estudio.
2. Crecimiento de la educación abierta, en línea y a distancia en combinación con la presencial.
3. Privatización, inclusive de la universidad “tradicional”, así como insuficiencia presupuestal estatal e         inequidades en la distribución nacional y regional.
4. Desarrollo incipiente de la investigación y de los estudios de posgrado.
5. Creciente feminización de la universidad.

Entre los rezagos de la educación superior colombiana, de acuerdo con Patiño, destacan: su carácter profesionalizante en detrimento de la investigación, cantidad menor de profesores de tiempo completo, salarios insuficientes, desactualización de programas, poco desarrollo del posgrado. En el ámbito organizacional, escasez de recursos y de productos de la investigación, restricciones a la autonomía, estructuras anquilosadas, rígidas, verticales y centralización de la toma de decisiones administrativas y académicas. El crecimiento no ha creado mayores oportunidades educativas para la población de escasos recursos. La privatización reproduce las desigualdades y el uso de la violencia. (19)

El Estado colombiano se ha convertido en el benefactor de las universidades privadas y, al mismo tiempo, su carácter interventor restringe las facultades autónomas de las universidades públicas.

Chile.

Es a partir del régimen militar que durante los años ochenta se implementan por decreto una serie de reformas que tienen por objetivo la creación de centros e institutos de formación técnica en detrimento de las universidades públicas, así como instaurar en éstas un régimen de “autofinanciamiento” incrementando la participación de las familias en el costo de colegiaturas e impuestos con la “intención” de favorecer el financiamiento de la educación primaria.

Ya en 1979, los lineamientos de política educativa de la Junta Militar se condensaba de la siguiente manera: 1) el gobierno militar se reserva la conducción de los contenidos de la enseñanza bajo el principio de formar “buenos trabajadores, buenos ciudadanos y buenos patriotas”, 2) reducir la responsabilidad del Estado en la educación señalando que la media y superior, “bajo excepción” quienes accedan a ella deben hacerse cargo de su costo, 3) limitar la expansión del Estado en ese terreno y transferirla al sector privado siempre bajo sus normas y fiscalización. (20)

En la actualidad el presupuesto para la educación superior no alcanza el 15% del total (antes de la reforma se acercaba al 33%). Es necesario señalar que el 60% de los estudiantes de las universidades públicas reciben alguna ayuda mediante becas o créditos.

Entre los años 2006 a 2011 en diferentes oleadas los estudiantes chilenos, en principio los de secundaria, organizaron las más grandes manifestaciones y actos de protesta que el país haya visto desde la caída del régimen de Pinochet en 1990. Las demandas enarboladas por los jovencitos de secundaria que arrastraron inclusive a la mayor parte de las universidades, incluyen no solamente el libre acceso a una educación de calidad sino también exigen la anulación de la Constitución heredada por Pinochet que, a juicio de los activistas, sostiene las políticas neoliberales y una oferta privatizada para la educación.

Desde el 2011 y hasta la fecha Chile ha venido viviendo una serie de movimientos estudiantiles y profesorales cuestionando de manera radical las bases ideológicas neoliberales de la reforma militar, para proponer una serie de medidas que permitan el restablecimiento de una universidad pública, laica, gratuita y de amplia presencia popular. Si bien es cierto que el gobierno de la presidenta Bachelet, en su segundo periodo, ha propuesto acercarse a esos propósitos, el movimiento y las federaciones estudiantiles, así como el Colegio de Profesores de las universidades públicas e inclusive algunas privadas, consideran que dichas intenciones son francamente insuficientes.

El caso chileno representa de manera fehaciente el gran fracaso de las políticas “modernizadoras” y neoliberales en el ámbito de la educación superior y universitaria. El decurso de los logros de sus movimientos estudiantiles y de profesores marcará en profundidad el desarrollo de las políticas educativas de toda América Latina. Veremos…

CONOCIMIENTO, UNIVERSIDAD, SOCIEDAD DE LA COMPLEJIDAD

A lo largo del siglo XX ya hemos sido testigos de los desarrollos de la sociedad de la comunicación y de la sociedad de la información. Ni comunicación es conocimiento, ni tampoco la información es conocimiento, aunque el conocimiento requiera de la comunicación para su difusión y el conocimiento se exprese como información. (21)

Entonces, de manera contemporánea cómo podemos delimitar ¿qué es conocimiento? Pero además ¿Qué es conocimiento en la sociedad de la complejidad? La sociedad contemporánea vive aún en el horizonte de una teoría del conocimiento marcada por la filosofía kantiana. La operación de los juicios sintéticos a priori sigue teniendo vigencia para la determinación de leyes, al estilo de la física y otras ciencias exactas.

En el ámbito de las ciencias sociales la producción de verdades hipotéticas plausibles pasa necesariamente por protocolos de validación a través del reconocimiento argumental de la autoría por los pares. Esta diferencia se puede formular a partir de discursos de veridificación, dicho de otra manera, discursos centrados en la construcción de la credibilidad de las hipótesis plausibles y por la legitimidad ganada en el oficio de quienes las producen.

Lo que en realidad ha cambiado en la producción de conocimiento técnico-científico y de contenido social es que, por un lado, la universidad tradicional (entendemos por tradicional el vínculo con la idea de la universidad de corte bonapartista, y no la idea conservadora de hacer equivalentes universidades tradicionales con universidades públicas) o incluso las de sistemas, que han pasado a transformarse en universidades de proyectos, tanto del tipo de las ciencias básicas como las de carácter aplicado o interdisciplinario, proponiéndose estudiar y resolver problemas complejos y de frontera, por la vía de la formación de poderosos equipos que se extienden como redes reales y virtuales de colegas, sin límites de nacionalidad, de espacialidad o de pertenencia institucional.

Pero, además, no solamente las universidades son las que hoy detentan los principales laboratorios y dispositivos indagatorios en los espacios de la producción de conocimiento.

Las principales empresas transnacionales del mundo, debido a sus grandes intereses, son las que invierten sumas extraordinarias, no solamente en investigación aplicada, en becas o en apoyo económico a proyectos específicos, que son parte de sus insumos fundamentales, sino también en investigación básica y no pocas veces en convenio con las principales universidades del mundo: Genoma, redes neuronales, biotecnología, nanotecnología, energías alternativas, producción limpia y sustentable, enfermedades terminales y crónico degenerativas, nuevos materiales, etc., etc. Son temas impensables sin grandes redes interconectadas globalmente. (22)

No existe hoy un científico reconocido y de prestigio, que no forme parte de proyectos de alcance global, que a su vez, no esté interconectado con colegas de intereses similares y que no intercambien información, productos y resultados entre ellos y discutan a distancia sus avances y soluciones en redes especializadas. Aquí es precisamente donde existe una activa interconexión entre información y conocimiento.

Estas transformaciones de la universidad y de las actividades ID (investigación y desarrollo) en distintos ámbitos de ejecución profesional han modificado de manera importante las formas de la enseñanza y las maneras en que hoy los estudiantes deberán visualizar sus actividades profesionales y su desempeño en el trabajo. (23)

Se trata de dotarlos de nuevas herramientas conceptuales, teóricas, metodológicas y tecnológicas, que les permitan obtener conocimientos firmes, desplegar capacidades analíticas, manejar habilidades técnicas, establecer procedimientos metodológicos pertinentes y, particularmente, lograr su incorporación a las redes especializadas de conocimiento, en sus temáticas propias y de los conocimientos afines, para estar a la altura de los desafíos que la sociedad de la complejidad les impondrá necesariamente. Debe existir, por tanto una verdadera transformación de la pedagogía, de la didáctica, de la enseñanza de las metodologías y de las técnicas de investigación.

Por supuesto no se trata de refuncionalizar las viejas técnicas didácticas asociadas a los instrumentos pedagógicos como el rotafolio, el pizarrón, el proyector, la enciclomedia, el monitor de televisión o los gises de colores, volcados ahora en los instrumentos cibernéticos comunicacionales, sino y fundamentalmente centrarse en la información y en sus contenidos como elementos necesarios a la docencia, a la enseñanza, al aprendizaje, a la comprensión y a la realización de operaciones analíticas.

Se trata de desarrollar las capacidades interactivas de acceso, consulta y uso. Se trata de impulsar las habilidades constructivas de los objetos del conocimiento y de su divulgación. Se trata de desplegar las aptitudes de investigación disciplinaria e interdisciplinaria a partir de la disponibilidad de datos y numeralias asociadas a los temas de interés de los enseñantes y de los aprendientes. (24)

Si partimos, en el terreno de la comunicación y de la información, de la paradoja de que el futuro es hoy, la universidad no puede eludir situarse en sus dimensiones de futuro sin que tampoco las asimile ingenuamente. Universidad correctora de las políticas del Estado, estudiosa de la movilidad social y de los movimientos de la sociedad, la universidad deberá aplicarse a la renovación de sus formas de producción de conocimiento y de generación de información, tanto como renovar sus medios de comunicación e información.

El futuro es hoy presupone una universidad de redes y de proyectos, estrechamente vinculada a las necesidades de la sociedad, a la búsqueda de soluciones a las más ingentes situaciones de su entorno social y de su propio interior (intorno) como posibilidad productiva de comunidades especializadas e interdisciplinarias.

La paradoja el futuro es hoy plantea la problemática del trasvasamiento de la universidad hacia su entorno: universidad para la vida (total apertura de lo que ella puede ofrecer, a quienes a ella quieran concurrir; iniciación a la universidad para menores, universidad para la tercera edad, capacitación para los desempleados y formación continua en los nuevos saberes de la sociedad de la complejidad), universidad abierta y a distancia, universidad online, siempre en la certeza de que no puede haber universidad virtual, sin universidad real.

La universidad deberá ser pensada globalmente, sus recursos provendrán de diferentes ámbitos, más allá de las obligatorias aportaciones estatales, vinculándose estrechamente a organismos internacionales y fundaciones de propósitos técnico-científicos y humanísticos. Fortalecerá su pertenencia a las redes interuniversitarias globales, para profundizar sus intercambios de profesores y estudiantes, así como su participación en la realización de proyectos comunes con financiamientos diversos. (25)

Los planes y los programas de estudio tendrán mayor flexibilidad, sin renunciar a la formación en lo básico, sus menús estarán abiertos a los perfiles vocacionales que sus estudiantes quieran expresar, con la asesoría sistemática de sus tutores.

Investigación y profesionalización dejarán de ser versiones antagónicas, no habrá profesionalización sin investigación ni investigación sin profesionalización.

La vinculación de la universidad con la sociedad, pasa por reconocer el entorno de la universidad, como un espacio de atención a sus problemas, sean éstos urbanos, de salud, de población, de recuperación y acondicionamiento del territorio, ecológicos, del uso y del re-uso del agua, vivienda, empleo, salud, respuesta a las catástrofes, el riesgo y otras problemáticas sociales, necesariamente relacionadas, demandadas o convenidas con los diferentes niveles de gobierno, sean éstos delegacionales o municipales, regionales, estatales o federales.

“Cada persona deberá en adelante tener acceso a los elementos del debate, de una encuesta pública del contenido de un proyecto (desde el expediente del diseño de la obra a las actas de información de las reuniones). En materia de concertación territorial el circuito nervioso de la guerra es la información.” Nos dice Philippe Subra. (26)

Por otro lado, impulsar el establecimiento de sinergias convenidas entre la universidad y los productores del campo, de la industria y de los servicios, en polos, campus o centros técnico-científicos asentados en el territorio entorno y asociados a la búsqueda de soluciones a problemas prácticos, así como de asesoría a los actores productivos, para el establecimientos de clusters, de cadenas de agregación de valor, vía la asociación de productores y vía la comercialización justa.

Estas tareas de la nueva universidad contribuyen al conocimiento y generan información, que a su vez, retroalimenta al conocimiento, como uno de sus insumos básicos. La universidad deberá atender a la formación de sus redes de comunicación, información y distribución del conocimiento en y para la sociedad de la complejidad.

La noción de la complejidad podría aparecer como una indeterminación equivalente a la categoría de la totalidad, sin embargo ésta última se entiende como una concatenación de partes que la unifican. La complejidad no es una unidad de partes, se refiere más bien a una multitud de operaciones sistémicas que son indescifrables si no hay una operación capaz de hacer comprensibles los códigos, los sistemas y sus articulaciones. Esta operación necesaria es la de la reducción de la complejidad. (27)

La sociedad de la complejidad articula en diferentes niveles y sistemas a la sociedad de la comunicación, a la sociedad de la información y a la sociedad del conocimiento, pero además se articula también con la sociedad tradicional, sea incluyéndola, sea teniendo conflicto con ella.

Mientras que la sociedad de la comunicación, información y conocimiento está arreglada a fines, la sociedad tradicional se arregla a normas, lo que genera no pocas situaciones de conflictividad, o como diría Luhmann, situaciones de irritación, o pérdidas de sentido.

En la sociedad contemporánea hemos visto en los últimos años una especie de disminución de la conflictividad y el surgimiento de una especie de connivencia entre tradición y modernidad. Respetar las tradiciones parece ser una exigencia en la sociedad de la información y del conocimiento; quizá sea en la esfera de la comunicación donde siguen expresándose con mayor amplitud los conflictos con la tradición.

En los apartados anteriores hemos explorado territorios temporalizados virtuales, verdaderos mapas cognitivos de interacción comunicativa y de información. Procesos de construcción de arquitecturas y dispositivos tecnológicos portadores de signos y señales simbólicas, imaginales, con ambientes numéricos, texturas y textualidades, significantes, constructores de sentido, que nos expresan más sobre un mundo de percepciones que de hechos o de derechos.

Mundo originalmente de pensamiento único, luego binario, ahora numérico y digital, que expresa tecnológicamente lo inmaterial y/o lo virtual, para desembocar naturalmente en la complejidad.

El objeto técnico funciona como espejo del sujeto social, reflejo de los deseos y de las aspiraciones de una sociedad que se complejiza y que se diversifica, que flexibiliza su relación con el trabajo y con el ocio, que virtualiza sus preferencias y sus orientaciones, que rompe con los límites de sus representaciones y de sus valores, que se mediatiza y se intermediatiza. (28)

Nuevo sujeto social refractario a la corporativización pero dispuesto, no sólo virtualmente, a los juegos corporales, gestuales, imaginales y fantasmales, “machine désirante” decían Guattari y Deleuze, ahora “réel et virtuelle”. Cartografía de nuevas e insospechadas adicciones físico-electrónicas y potenciales configuraciones de identificaciones disolutorias de certezas identitarias.

De acuerdo con Guattari “El deseo no está ligado intrínsecamente a una individuación de la libido. Una máquina de deseo encuentra formas de individuación, es decir, de alienación. No hay deseo en sí ni represión en sí. El deseo y la represión funcionan en una sociedad real y están marcados por cada una de sus etapas históricas; no se trata entonces de categorías generales traspasables de una situación a otra.” (29)

Religión, ciencia y política, no sólo buscan ocupar su lugar en la complejidad de la sociedad, primero como certezas y a la vez como relatos y por lo tanto relativos, donde con frecuencia la intersección de unos con otros genera productos con efectos de irritación: políticas fundamentalistas, “ciencia” de base religiosa, o religiones en busca de “fundamentos” científicos, ciencia con intereses políticos. (30)

La sociedad de la complejidad reconoce la pertinencia de la separación de los campos o sistemas, procura hacer comprensible la ciencia incluso mediante su divulgación, sin renunciar a su especificidad y sus especializaciones; da su lugar a la religión como una práctica cultural que, si bien tiene una dimensión social, se expresa en al ámbito de lo íntimo personal y, reconoce a la política como la práctica de la distribución de las formas de poder, distinta de la de la ciencia como la práctica de la producción y distribución del conocimiento y de la religión como la práctica de la fe y la administración de las creencias.

La comunicación informada debería teóricamente tener efectos de reducción de la complejidad, al hacer comprensible la parte de decepción de la política, al tratar de hacer más tolerante a la religión frente a sus impulsos ortodoxamente cerrados, y en liberar a la ciencia, hasta donde sea posible, de sus aplicaciones de riesgo, para apoyarla en sus territorios de frontera, de racionalidad y de búsqueda de soluciones plausibles.

Sin embargo la complejidad de la sociedad no puede evitar del todo la confusión de campos, lo cual ha constituido fuentes de conflictividad e irritación social.

La comunicación informada y científicamente fundada puede permitir la comprensión de las otredades, de las diferencias culturales y de los nuevos escenarios de la multiculturalidad, para tener efectos de anulación o reducción de la irritación o, en el mejor de los casos, efectos de sincretismo y de emulación positiva.

Estos efectos pueden construir nuevos actores e interactores temáticos, globales, regionales y locales; nomadismos culturales, activación de tribalismos poli-étnicos, fusionismo interregional e inter-global, vínculos necesarios entre las heteronomías y las postopías. (31)

Sí internet ha sido el primer dispositivo global y masivo de circulación de comunicaciones, información y conocimiento que ha permitido la ilusión de una horizontalización de las relaciones societales, tradicionalmente asimétricas, sus nuevos proyectos y desarrollos ( Internet-2, web 2.0, usb 3.0 ) y seguramente sus versiones plus u otras) experimentarán originales procesos de retroalimentación y de reversibilidad, dando lugar a múltiples creaciones anarco-mercantiles y expresiones, no solo estéticas, sino ético-contraculturales, que pongan en ebullición diferentes tópicos de cuestionamiento y de subversión de las relaciones reales de poder y de la capacidad de gestión y autogestión de las propias redes, y de las redes de innovación de redes, representando así, a la inédita maraña cibernética de nuestro futuro anterior. El tema de la democracia en la red de redes será ineludible. (32)

El imperio y su correlato, la aldea global y el globo-mundo de regiones dispersas y de comunidades locales difusas pero, intercomunicadas e informadas, serán tecnológicamente posibles, pero deberán suponer correlatos importantes de legitimación en términos comunitarios, societales y culturales, para afirmarse como prácticas democráticas, comunicativas, de orden informacional y cognitivo de amplio espectro.

Lo anterior no podrá quizás, eliminar del todo la exclusión, el racismo, el clasismo, la incomprensión intercultural, la explotación del trabajo físico e intelectual, la discriminación por motivos diversos, las asimetrías de recursos, la pobreza, las formas de colonialismo interno, los crímenes de guerra y la guerra misma, pero puede construir contracorrientes, contrapesos y puentes necesarios que, como tendencia general y sin ingenuidades, vayan en el sentido de la equidad global para la creación y gestión democrática de atmósferas de habitabilidad regionales, locales y particulares, para sus individuos, sus colectivos y sus multitudes, así como la necesaria presencia de un Estado Estratégico, capaz de ser, al mismo tiempo liberal en el mejor sentido del término y democrático como vínculo indisoluble con la creciente importancia de la Sociedad Civil. (33)

Finalmente, cuando decimos sociedad de la complejidad, en realidad queremos referirnos a la complejidad de la sociedad, capaz de dar cuenta de la comunicación en la sociedad, de la información, sobre y para la sociedad y de la posibilidad de la construcción del conocimiento de la sociedad, como el principal producto cultural del hombre en el mudo contemporáneo. Lograrlo no será poca cosa, comprenderlo es un horizonte posible y enseñarlo es conservar lo mejor posible, para innovar en el campo de la permanencia inteligente. Es precisamente con esta impertinencia que se podrá transitar hacia la universidad de la sociedad del conocimiento. Un ámbito indecible de la resistencia social a toda hegemonía pretendidamente omnímoda.

En la Vía Láctea, nuestra galaxia, 2014.

Notas
(1) Ver http://www.estudiante.org/universidad-bolonia/
(2) TUILIER, André, Historia de la Universidad de Paría y La Sorbona, Universidad de Palermo, Buenos Aires, 2011.
(3) Universidades de Oxford y Cambridge o ambas, especialmente contrastadas con las universidades inglesas llamadas de “tabique rojo”. Vida intelectual inglesa de clase alta (upper-class) resentida como bajo la influencia de las universidades de Oxford y Cambridge.
Ver http://dictionary.reference.com/browse/oxbritge.

(4) RODRÍGUEZ SAN PEDRO, Luis E., “Historia de las universidades: el marco medieval. Origen y consolidaciones”, en Universia, http://universidades.universia.es/universidades-de-pais/historia-de universidades.
(5) Ibíd.
(6) SANCHEZ VÁZQUEZ, Rafael, “Síntesis sobre la Real y Pontificia Universidad de México”, ver el documento pdf, en http//www.juridicas.unam.mx/publica/librev/red/hisdr/cont/14/cnt/cnt10.pdf.
(7) Para el caso de México, ver: NUÑEZ CARPIZO, Elssié, “El positivismo en México: impacto en la educación”, en La Independencia de México a 200 años de su inicio. Pensamiento social y jurídico, Facultad de Derecho, UNAM, México, 2010.
(8) D’IRSAY, Stephen, Histoire des Universités Françaises et Étrangères des Origenes à nos jours. Vol. I, Editions Auguste Picard, Paris, 1933.
(9) Si bien, Martin Heidegger realiza en el artículo que se cita enseguida un brillante análisis de la universidad alemana de los siglo XVIII y XIX enfatizando en el papel de Humboldt, considera que la Nueva Universidad se vería agotada con los efectos de la industrialización y el papel de la técnica propiciando la “nefasta” división de la sociedad en clases, lo que justificaría la idea de la “reunificación” alemana ejemplificada por el surgimiento de la Universidad del Nacionalsocialismo de la cual el mismo Heidegger sería su rector, abriendo una etapa negra para la universidad alemana absolutamente ideologizada con la negación de todas las libertades, en particular de cátedra y de pensamiento. HEIDEGGER, Martin, “La Universidad Alemana (dos conferencias para los cursos de extranjeros, Universidad de Friburgo, 15 y 16 de agosto, 1934)”, en HEIDEGGER, Martin, Reden und andere Zeungnisse eines Lebens Weges, 1910-1976, Ed. Hermann Heidegger, en Gesamtausgabe, Vol. 16, Frankfurt, 2000, pp. 285-307.
Ver: http://www.philosophia.cl/biblioteca/heidegger/LA%20Universidad%20Alemana.pdf.

(10) Ibíd.
(11) CLARK, Burton, Las universidades modernas: espacio de investigación y docencia, Miguel Ángel Porrúa Editores, México, 1997.
(12) SÁNCHEZ SOSA, Juan José (et. al.), Historia de las universidades de América Latina, Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), México, 1999.
(13) MIGNONE, Emilio F., Universidad y poder político en Argentina 1613-1978, Editorial FLACSO-Buenos Aires, Argentina, 1979. Ver también, del mismo autor, Política y universidad. El Estado legislador, Editorial Instituto de Estudios y Acción Social, Buenos Aires, 1998.
(14) BUCH BINDER, Pablo, “Argentina”, en Historia de las universidades de América Latina, op. cit. Ver también PORTANTIERO, Juan Carlos, Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la reforma universitaria (1918-1938), Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 1978. Además consultar GONZÁLEZ, Julio B., La revolución universitaria 1918-1919, Cooperativa Editorial “Nosotros”, Buenos Aires, 1922.
(15) MAIA, Felipe, “El movimiento estudiantil brasileño y la educación gratuita”, en Red Seca. Revista de Actualidad Política, Social y Cultural, en: www.redseca.cl/?p=4003.
(16) Ibíd.
(17) MEJÍA MONTENEGRO, Jaime, La educación superior en Colombia, documento interno de la Dirección de Investigación de la Secretaría General Ejecutiva de la ANUIES, México, 1995.
(18) Ibídem.
(19) PATIÑO, José Félix, “La reforma universitaria en Colombia”, ver: www.sogeocol.edu.co/documentos/02refun.pdf.
(20) SAAVEDRA PINO, Desiderio, “Chile”, en Historia de las universidades de América Latina, op. cit.
(21) CROVI DRUETTA, Delia (et. al.), Hacia la sociedad de la información y el conocimiento, Edición de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México, 2004.
(22) BROOKING, Annie, El capital intelectual. El principal activo de las empresas del tercer milenio, Ed. Paidós, Barcelona, 1996.
(23) PISCITELLI, Alejandro, Ciberculturas 2.0 en la era de las máquinas inteligentes, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2002.
(24) LAUFERON, Michel, “Pour une communauté d’e-éducation”, en Pour une Europe innovante, Paroles d’élus, Ed. F. T. Orange, Paris, 2008.
(25) DAVID, Alain, “En direct avec mon correspondant allemand”, en Pour une Europe innovante…op. cit.
(26) SUBRA, Philippe, en “La Table Ronde : des usages innovants en renfort des territoires”, en Pour une Europe innovante…op. cit.
(27) GÓMEZ, Luis E., “Algunos de los cuestionamientos a la teoría de la sociedad como objeto cibernético”, en Perspectivas teóricas contemporáneas de las ciencias sociales, Edición de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México, 1998-2000.
(28) BRIGGS, Asa y Peter BURKE, De Gutenberg a Internet. Una historia social de los medios de comunicación, Ed. Taurus, México, 2006.
(29) GUATTARI, Félix, Cartografías del deseo, Ed. La Marca, Argentina, 1995.
(30) SLOTERDIJK, Peter, Celo de Dios. Sobre la lucha de los tres monoteísmos, Ed. Siruela, Madrid, 2011.
(31) MAFFESOLI, Michel, El tiempo de las tribus. El ocaso del individualismo en las sociedades posmodernas, Siglo XXI Editores, México, 2004.
(32) ARRIGHI, Giovanni y Beverly J. SILVER, ver “Conclusiones” en Caos y orden en el sistema-mundo moderno, Ediciones Akal, col. Cuestiones de Antagonismo, Madrid, 2001.
(33) HARDT, Michael y Antonio NEGRI, Imperio, Ed. Paidós, col. Estado y Sociedad, Buenos Aires, 2002. Ver también de los mismos autores: Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio, Ed. Random House Mondadori, col. Debate, Barcelona, 2004.

luis e gomez sociologo mexico unam

Dr. Luis E. Gómez
Sociólogo mexicano especialista en temas de teoría social contemporánea.

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